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Ha pasado ya más de una semana desde el accidente. Mi hermana Mai sigue sin despertarse del coma, pero por el momento está estable, fuera de peligro. Nos vamos turnando entre Bruno y yo para pasar la noche allí en el hospital junto a ella.

Eva no se ha separado de mí en ningún momento durante estos días que están siendo tan duros para mí y mi familia, y no sabe lo mucho que se lo agradezco. Si ya estaba súper enamorado de ella, ahora lo estoy muchísimo más vamos. Es increíble.

Sara también ha venido a verme algún día. La verdad es que me sorprende bastante lo maja que está siendo conmigo, y sobre todo con Eva. Pero oye, puede haber cambiado en todo este tiempo que hemos estado separados. ¿Así que, por qué no darle otra oportunidad? Solo cómo amigos claro.

Empieza un nuevo día, en el cual una vez más, tengo la esperanza de que mi hermana por fin va a despertar. Eva aún sigue dormida en mis brazos, así que la aparto con cuidado para levantarme de la cama e ir al baño. Después, vuelvo a tumbarme a su lado abrazándola y aparece una pequeña sonrisa en su bonita cara dejándome ver que ya está despierta.

— Buenos días preciosa — nos besamos.

Se coloca a horcajadas encima mío intensificando el beso para luego ir bajando hasta mi cuello, mientras explora con sus manos mi torso desnudo.

— ¿La niña se ha despertado juguetona hoy o qué? — le pregunto pícaramente y ríe poniéndose roja.

— Es que te echo de menos Hugo...

— Si pasamos todo el día juntos — rueda los ojos.

— ¡Ya sabes a lo que me refiero idiota! — me río.

— Lo sé cariño, y yo a ti. Pero con todo lo que ha pasado estos días, no he tenido ganas de hacer nada. Lo siento — me sonríe acariciando mi cara.

— Tranquilo, no pasa nada, lo entiendo...

— Aunque puedo compensártelo ahora mismo eh —sonrío pícaro colocándome encima de ella y se ríe.

Nos besamos ansiosos por sentir el contacto del otro. Sin perder el tiempo, mis labios hacen un recorrido de besos hasta sus pechos deshaciéndome rápidamente de la ropa que se interpone entre nosotros hasta quedarnos completamente desnudos. La miro a los ojos con una sonrisa traviesa antes de hundir mi cabeza entre sus piernas. Se aferra a mi espalda mientras mi lengua continúa explorándola — Hugo, fóllame ya — me pide entre gemidos y no tardo en obedecerla adentrándome en su interior con varias embestidas haciendo que nos corramos los dos a la misma vez. Una vez recuperamos la respiración, cambia nuestras posiciones tomando el control. Llegamos al éxtasis por segunda vez y cae sobre mi pecho agotada. Mientras nuestras respiraciones se ralentizan, recorro de arriba a abajo su espalda con mis manos y dejo pequeños besos en su cabeza.

— Eres la mejor — le susurro sonriendo.

— ¿Follando o...? — me río.

— Sí, pero quería decir en todo tonta — se ríe.

— Vale, pues gracias, supongo — niego riendo.

— Necesitaba esto, olvidarme aunque solo sea por un rato de todos los problemas...

— Pues sí...me puedes usar como distracción todas las veces que tú quieras eh, que yo no me quejo — me dice sonriendo y me río comiéndomela a besos.

— ¡Te quierooo! — se ríe tapándome la boca.

— Shhh, Hugoo...que te van a oír hasta los vecinos

— Cómo si me oye todo Madrid — rueda los ojos.

— Eres un idiota... — sonrío.

— Pero soy tu idiota, ¿a que sí? — niega sonriendo y me lanzo a sus labios. Seguimos besándonos hasta que unos golpes en la puerta nos interrumpen.

Vida de ricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora