No he dormido nada en toda la noche pensando en Eva, porque aunque intente sacármela de la cabeza, no puedo. ¿Cómo voy a hacer para alejarme de mi sirena si estoy enamorado de ella hasta las trancas?
Pero tengo que hacerlo, olvidarnos será lo mejor. Ayer ya me dejó clarísimo que a ella lo único que le importa es su carrera, lo demás le da exactamente igual. Así que si ella está dispuesta a olvidar todos los momentos que hemos vivido juntos en estos tres meses por eso, pues yo también lo haré. Ahora mismo solo nos une una canción, la que espero terminar cuanto antes para volver con mi familia.
Me levanto de la cama sin ganas de nada. Después de ducharme y así, bajo a la cocina a desayunar. Allí, por desgracia, me encuentro con Eva. Tiene la misma pinta que yo de no haber pegado ojo en toda la noche. Noto cómo sus ojos me observan de reojo varias veces, pero la ignoro completamente centrándome en preparar mi desayuno.
— Hugo, ¿podemos hablar? — me pregunta en un hilo de voz a la vez que fija su mirada en el suelo.
— ¿De tu carrera? Claro — le respondo sarcástico.
Su mirada llena de culpabilidad choca con la mía.
— Por favor — me ruega y suspiro.
— No tengo nada de lo que hablar contigo Eva, creo que ayer quedaron las cosas bastante claras entre nosotros, ¿no? — digo mostrando indiferencia.
Se acerca hasta quedarse frente a mí.
— Lo siento, ¿vale? No quería decir nada de eso Hugo. Sabes perfectamente lo mucho que me importas. Solo que estaba tan cabreada por todo lo que había pasado, que lo pagué contigo diciéndote todas esas cosas sin sentido. Perdóname por favor
Me quedo mirándola por unos segundos y luego, empiezo a aplaudirle a lo que me mira confusa.
— Cada día actúas mejor eh, fíjate que hasta me lo he creído y todo...eres una buenísima actriz de verdad — suelto con ironía y chasquea la lengua.
— Estás de un gracioso tú hoy... — niego sonriendo.
— Yo desde que he llegado, lo que pasa es que no te has parado a verme — se ríe sarcásticamente — ahora si me disculpas, me gustaría desayunar tranquilo — y me voy al jardín con el desayuno.
Me siento en una de las mesas con vistas a la piscina. Mientras desayuno, fumo un cigarro. Eva se sienta en frente mío encendiendo uno también.
— ¿Ya vienes a tocarme los huevos? — suspira.
— Mira, ya te he dicho que me arrepiento de lo que te dije ayer y por eso te he pedido perdón. ¿Qué más quieres que haga, eh? — me dice enfadada.
— ¿Te avergüenzas de estar conmigo, sí o no?
— ¡No! Pues claro que no Hugo. ¿Cómo me voy a avergonzar de estar contigo idiota? Al contrario, me siento súper afortunada de estar con un chico tan increíble como tú — se me escapa una sonrisa al escucharla decir esas palabras, pero la disimulo — solo es que — suspira — no quiero que la gente se centre más en mi vida privada que en la profesional
— Vale, lo puedo entender — sonríe y se levanta de la silla para darme un abrazo, pero la paro — eh eh eh, sigo enfadado contigo, así que nada de abrazos — rueda los ojos sentándose otra vez en frente mío.