Ese día Mariel no escogió vestir un vestido pomposo de faldas pronunciadas, no escogió unas zapatillas rojas brillantes ni un moño de seda ni collares elegantes, ese día no se vistió para resaltar su belleza como una joya, como su padre quería, ese día se vistió como cualquier plebeya del reino, se había decidido después de varios días; tenía que volver a ver a ese muchacho, tenía que hablar con alguien que no la viera como un objeto sexual aunque la única opción fuera alguien que la ve como a una enemiga, estaba perfectamente dispuesta a correr el riesgo.
El puesto estaba vació, allí donde había hecho enojar a aquel chico ya no estaba ni el anciano tampoco << ¿Ahora donde buscó?>> se preguntaba en silencio, para su gratificante sorpresa ninguno de los transeúntes la reconocían con esas fachas, quizá uno que otro la miraba un rato pensando que se parecía mucho a la princesa, pero ninguno había armado un escándalo y eso le aliviaba profundamente.
—No puedo decir que no lo intente— susurro para sus adentros
Caminaba con la mirada resignada al suelo, << ¿Cómo fui a creer que lo encontraría? >> Se reprochaba <<Además tampoco es que tuviera una excusa para hablarle, pero ¿Por qué no hace lo que los demás hombres? no me miro de esa manera ni por un segundo>> reflexionaba << ¿Será homosexual? … bueno eso tampoco se lo impediría>> sonrió por la ironía
<<Tampoco es que quiera mucho, tan solo estoy harta… todos dicen que me aman pero ni siquiera me conocen, lo único que les gusta es mi cuerpo ¿Cómo ello podría ser amor?, siquiera me ven como una persona, ¿Creen acaso que no pienso? Me ven como un objeto, un cuerpo vacio que todos se pelean por utilizar… ¡Ay nunca lo voy a encontrar! quizá sólo deba acostumbrarme>>
<<Igual no conozco un trato diferente>> miro con tristeza la ventana de una fonda, adentro comía la gente normal, chicas no tan bonitas y hombres feos y mal fachados; gente normal. Y sus ojos decaídos por fin lo encontraron; el mesero del lugar, era sin dudas aquel chico tan diferente.
Por un segundo pensó en entrar, pero de inmediato se cuestiono cual iba a ser su excusa, toco la perilla, levanto un poco la cabeza <<Pero claro… simplemente entrare a comer>>
“Su asiento princesa” no escucho esas palabras esta vez, lo cual lejos de ofenderla le daba cierto aire de inexplicable libertad, era una más… se sentó en una de las pocas mesas que estaban vacías y espero pacientemente, el único mesero corría de lado a lado del local, atareado, había demasiadas personas para un lugar tan pequeño << Pasa por todo esto con tal de no aceptar mis monedas, que chico tan orgulloso>>
— ¿Qué va a ordenar señorita?— le pregunto el joven con total amabilidad
<< ¿Qué comen los pobres? >>
—No sé… sopa de hongos, no, de vegetales— se tapaba el rostro con la carta del menú
—Ay ¡eres tú! — la voz del chico cambio a rabiosa de inmediato
— ¿Cómo supiste?
—Nadie tiene el pelo tan dorado… no te vasto con destruir nuestro puesto de verduras, ¿Vienes a asegurarte de que me despidan? ¿Qué te hizo mi familia? ¿Qué te hice yo?
—No… para nada, sólo vengo a comer
—Bueno— pronuncio entre dientes como quien tiene que aguantar un castigo — ¿Qué vas a pedir?— volvió a su tono amable con una sonrisa de niño pequeño
— ¿Cómo te llamas?
— Si no va a pedir nada señorita, tendré que pedirle que se vaya
— No, ¡espera! Quiero caldo de pollo, pero dime cómo te llamas por favor
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Mariel la princesa trofeo
RomanceMariel siempre ha sido una chica hermosa, sin embargo esto no le trae más que desgracias pues todos a su alrededor la ven como un objeto sexual, un día encontro a un chico diferente pero sus deveres como princesa la llevan a los brazos de Joshua un...