La sala de espera a la mañana siguiente estaba repleta de gente, muy diferente a la noche anterior, algunos tosían y estornudaban. Otros iban en camillas a lado de sus consternados familiares. Los llantos de dolor eran inevitables de oír, en ese instante pensé que los hospitales eran peores que los cementerios. Más sufrimiento, más dolor, más malas noticias.
Mi padre debía llegar exactamente a medio día, pero por la descripción que el doctor me había dado, supuse que se demoraría mucho más que eso. ¿En serio, papi? Un alcohólico supuestamente en recuperación vuelve a caer en la bebida tras la "pérdida" de su única hija. ¡Definitivamente es el ejemplo de vida que uno sueña! ¡En lo absoluto, pensó muchísimo en mí y por eso no me venía que visitar!
Realmente se me era díficil asimilar toda mi realidad, pero había que resignarse. Giré la cabeza en ambas dirreciones buscando alguna televisión cuando un chico de más o menos veinticuatro o veinticinco años se me acercó con bastante decisión y se plantó delante mío. Parecía de clase alta por el celular de último modelo en su mano pero su ropa, despeinado y largo cabello negro contaban otra historia, incluso tenía una cruz de tatuaje en el cuello digno de todo chico malo... que por cierto... me resultaba conocido.
-Tú, ¿eres Jessica? ¿De Jessica's demons?- preguntó con una voz bastante grave, incluso parecía fingida. No supe que responder, ya había oído eso antes, ¿negar o afirmar? Igualmente estaría mintiendo, no recordaba ni m*****...
-¿Ah? No lo sé, vete ya- respondí, obviamente eso no era lo que él quería oír, así que me mostró un vídeo en su celular.
-Pero... ¿qué...?- esa jovencita diciendo puras estupideces era YO, era como estar ebrio, todos se acuerdan de lo que hiciste menos tú. Me fijé accidentalmente en sus dedos que sujetaban la pantalla, eran escalofriantemente blancos, como si no hubiese salido de su casa en años o... del hospital... ¡PERO YO NO ESTABA TAN PÁLIDA COMO UN CADÁVER!
-Lo subiste hace cuatro años, yo lo encontré hace apenas el mes pasado y... no sé, me dio ganas de acercarme y quizás tomarme una foto contigo- la esperanza y emoción en sus ojos grises me resultaban demasiado conmovedor como para decir que no.
-Pues... no lo recordaba... supongo que si- respondí sintiendo un poco de dolor de cabeza, me pasaba cada vez que se me recordaba algo, como si mi cerebro dijera que pare o descubriría algo muy malo en lo profundo del abismo.
-Sé que no debería meterme pero... ¿por qué dejaste de hacer videos?- una vez más, otra pregunta tan simple pero imposible de responder.
-No lo sé, ¿de acuerdo? No lo sé- respondí ya algo harta, estaba a punto de negarle la foto, odiaba la sensación de estar en el cuerpo equivocado.
-Oh... entiendo...- agachó la cabeza un poco, notó mi enojo. Me hizo sentir un poco mal, no encontraba gente agradable últimamente.
-Bien, bien, apúrate con esa foto... a propósito, ¿cuál es tu nombre?- pregunté arreglando mi cabello lo mejor que podía, estaba más enredado que unos audífonos. Se puso un poco nervioso e incluso incómodo ante mi pregunta, se sentó a mi lado y abrazándome un poco para tomar la foto, dijo.
-Mi nombre es Rodrigo-