¡Basta!

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-¿Perdón? ¿Acaso eres tú ese hombre? ¡Ja! No me imaginé que tuvieras una clase de doble vida- dije riendo para mis adentros, mas la mirada confundida que él me dirigió me hizo dudar de si realmente sabía de lo que hablaba.

-¿Qué? Cuando nos vimos en el hospital te dije que tengas cuidado... ¿Doble vida? Eh... lo dudo- aclaró moviendo una de sus manos al compás de su hablar.

-No digas mentiras que te irás al infierno, jeje, es broma-

-Pues...¿qué está haciendo una chica como tú en un jardín de juegos de niños? A menos que te guste columpiarte o colgarte en el pasamanos no me imagino porque estás aquí-

-Simplemente... necesito pensar un poco todo lo que estoy viviendo-

-¿Son cosas malas?-

-Es muy probable, es que no sé a qué clase de vida he regresado, ¿cuál es el propósito de todo esto? ¿Sufrir al darte cuenta que el tiempo no perdona?- esa reflexión hizo cuestionarse a mi compañero, se demoró un poco en responder y su voz se quebraba lentamente.

-Nadie te ha olvidado... solo les cuesta un poco aceptar que hay vuelto a sus vidas... para todos es algo chocante... espera y verás-

-Decirlo es fácil, pero gracias... me haces sentir bien de alguna manera- al decirlo me rodeó con el brazo y me apegó a él. Me sentía protegida.

-Oye... Hay algo que he querido contarte desde hace un tiempo...- dijo en un susurro lamentándose, ¿acaso el extraño Rodrigo cometió alguna clase de asesinato?

-Pues dime, sin pena que yo no muerdo... a menos que la situación lo requiera- contesté a modo de broma intentando calmar la palpable tensión del momento.

-Yo... te...- murmuró alargando las palabras y la sangre se me subió a la cabeza al mismo tiempo que él se mordía el labio, «¿Yo te amo?... un chico como él no puede amar a una chica como yo...»

-Espera, espera- lo interrumpí un poco escandalizada.- ... Sé lo que estás a punto de decir y de verdad, no quiero oírlo-

-¡No es lo que parece! ¡¡Por favor déjame terminar!!- se puso de pie en un salto cuando estaba dispuesta a irme.

-¡Rodrigo! ¡Esto no puede ser!- suspiré halándome levemente el cabello pues la lengua se me trababa con siquiera querer formular alguna oración.

-Jessy... Jessica... Únicamente hoy he podido reunir el coraje suficiente como para contarte lo que hace tiempo te he ocultado- sus ojos eran suplicantes y querían contar todo lo que escondía en su alma.

-¡Déjame en paz! ¿No ves que estoy pasando por un momento difícil? ¡¡No necesito que alguien venga a complicarme más la vida en la que me tocó despertar!!- al decir esto, Rodrigo se quedó mudo, quizás porque no sabia que responder o simplemente no quería responder.

-Yo jamás te he abandonado... desde que te conocí como una niña inocente y sufrida supe que debía cuidarte cueste lo que cueste, a pesar de no poder acercarme... y créeme cuando te digo que nunca más dejaré que te hagan daño...- dicho esto, avanzó en dirección contraria a la que yo iba. No supe como reaccionar, ¿debía detenerlo? ¿Debía preguntar más sin saber si me gustarían las respuestas? Pero no... las palabras solo deben ser dichas si quieren ser escuchadas.

Soltando un largo suspiro que me dejó sin aire, me dirigí a mi departamento. El caminar bajo el sol quemaba mi blanca piel y mantuve la mirada fija en el suelo ya que con girar la cabeza solo veía detestables flechazos de cupido. «Típico que cuando estás soltero solo ves parejas felices y cuando tienes pareja solo ves solteros felices», aunque eso poco me importaba. Recordé por instantes cuando Samuel estaba a mi lado y no miraba a nadie más ya que mi mundo era él... ya que mi mundo aún es él.

Recordando lo que es vivir (ALQEV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora