Mundo pequeño

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-¿Cómo que eres su hermano? O sea que tú eres familia de ella... y ella es familia tuya... porque tú eres su hermano... y ella es tu hermana... realmente no estoy entiendo nada- me hice todo un laberinto con las palabras que salían a borbotones de mis labios.

-No te lo quise decir antes porque no sería bueno para tu psiquis, pero al estar ante esta situación me vi obligado a contártelo pues debo ayudarte... mi hermana fue la que te hizo daño y yo no voy a permitírselo, ¡no me importa ponerme en contra de mi familia!- exclamó golpeando el suelo y levantando un poco de tierra. Tomó mi mano y entrelazó sus dedos, al mirarlo a los ojos, reflejaban una gran culpa. Sin embargo, su hechizo encantador no iba a funcionar conmigo así que retiré mi mano bruscamente con un rostro desaprobatorio. Me perdí en mis pensamientos durante unos segundos, «¿Por qué...? ¿Por qué a mí? ¿Es este el castigo de parte de alguien superior, que espera con ansias mi colapso desde su trono en las nubes?»

-Bien...- dije aclarando mi garganta, más por incomodidad que cualquier otra cosa.- ¿Y qué es lo que tienes en mente?-

-La venganza es lo más dulce de la derrota, aunque no te garantizo que te sentirás mejor, pero si ayudaré- me puso la mano sobre mi hombro pero me la quité de encima haciéndome hacia atrás. En ese momento no podía reconocer a la persona que me estaba hablando, era como un lobo vestido de oveja. Sin embargo, mis recuerdos no dejaban de hacerse presentes y por primera vez mi mente y mi corazón estaban de acuerdo en algo.- Piénsalo, tan solo por un instante, no es justo que alguien pueda venir y arrebatarte eso que tanto aprecias y no haber tenido la oportunidad de evitarlo, literalmente.

-¡Es tu hermana! ¡Por el amor de Dios! ¿Cómo puedes hablar así de ella?- puse cara de asco, traicionar a alguien de la familia era impensable, sobre todo para una familia inglesa como la mía.

-Es porque la conozco, es peor de lo que tú crees- contestó de manera contundente. A pesar de que la detestaba, no la imaginaba como una gran villana de película. O Rodrigo solo quería convencerme o era un grandísimo showman.

-Déjame pensarlo... ¿ok?- mantuve el rostro serio, su oferta era más que llamativa, pero no estaba en mis planes hacerme frente a frente a este problema tan rápido y repentinamente.- Lamento si soy mal educada pero necesito que me dejes sola- sin una palabra más, partí antes de él y sin fijarme en la dirección en la que iba, seguí a la multitud.

Las cosas no iban bien, de hecho, no era lo mio acobardarme tan de repente. Estaba tan convencida de querer hacer algo y cuando se me presentaba una oportunidad todo el coraje desaparecía... quizás, era porque, muy dentro de mi, me preocupada por Samuel... me preocupada porque fuera feliz.

Era doloroso, no lo niego, era la primera vez que quería tanto a alguien, incluso me sentía capaz de decirle "Te amo" con una sinceridad como ninguna otra. No obstante, parece que cometí un error al querer demasiado, más aun cuando la otra persona... Samuel, estaba dispuesto a olvidarme. Quizás yo había intentado despecharme con Rodrigo pero era más por capricho. Si vuelve, es tuyo... pero si no, nunca lo fue, me dije.

Si la amas, déjala ir..., le dijeron a él.

-¡Eh! ¡Jessica!- me llamaron... esa la misma voz que me había perseguido desde la primera vez. «Ay no, no puedes ser».

-F*ck...- murmuré por lo bajo, y no porque no me alegrase tenerlo cerca, sino porque era una fea apuñalada. Tragándome todas las penas, pinté una sonrisa en mi rostro y respondí el saludo.- ¡Hola...!

-¿Qué haces por aquí? A ti nunca te gustaron las multitudes y este lugar está petando de gente- se veía del todo adorable, los 4 años no se notaba. Puede que un par de marcas de expresión pero a parte de eso, nada.

Recordando lo que es vivir (ALQEV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora