Principio del fin

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No iba a quedarme de brazos cruzados, ¡eso sí que no! Maldigo el día en que se prohibió el asesinato, ¡estúpido gobierno! ¿O sea que cualquiera puede venir a robarte a tu novio y no puedes hacerle un rasguño? Realmente la política es muy desgraciada.

-Tengo que hacer algo...- murmuré golpeando la mesa de la cocina con mi puño.- Pero si tengo problemas legales me j*do...

Agarré mi celular de un zarpazo, luego de reiniciarlo y golpearlo un par de veces, la noche anterior al fin lo había desbloqueado. Aunque no sirvió de mucho porque mi lista de contactos probablemente ya sé había olvidado de mí... los únicos a los que podía llamar eran mi padre, Willy y... ¿Rodrigo? «¿Cómo su número ha llegado aquí?». Me subió un escalofrío por la columna. De pronto sentí frío pero en el interior... muy pero muy cerca de mi corazón, pudo que algún día de esos haya agregado su número, «¡Sí, eso debe ser!». No es que esté vigilándome porque tema que los cuchillos en mi cocina sean una potencial alma asesina. «¡¿Tsundere?! ¡¿DONDE?! JAJAJAJAJA».

-¡¡Definitivamente me estoy volviendo loca!!- exclamé reclinándome en mi asiento y...- ¡Mierd*!- como si alguien hubiese tirado de mi chaqueta me fui hacia atrás golpeando mi cabeza contra el suelo.

No me moví ni un centímetro en los siguientes quince minutos. «Estoy mal», reflexioné respirando lentamente sabiendo que no estaba en todos mis cabales. «Así que esto se siente ser una exnovia histérica», pensé recordando el rap "Date por aludida" de Porta y cuanto me identificaba. El golpe me dolía de una manera palpitante y el sobrecargar mi cabeza de ideas no ayudaba. La primera persona en la que pensé para pasar un buen rato fue Willy pero ¡no necesitaba recordar a Samuel! Descartado. Así que de mala gana y algo de vergüenza llamé a Rodrigo... que como siempre aparecía de la nada en todos los aspectos. Esta vez se había colado en mis contactos.

«*Timbre* No va a contestar *Timbre* ¿Por qué lo haría? *Timbre* Lo traté tan mal»

-¿Aló?- nuevamente su voz tranquila y pacífica llegó a mi oído con tono alegre.

-¡Hola! Soy Jessica... tú sabes, bueno, quería saber si tenias tiempo libre.... tú sabes... perder tiempo un rato, ¡tú sabes!-dije repitiendo exageradamente la misma frase ya que no se me ocurría ningún otro conector.

-¿Qué...?-preguntó confundido por mi nerviosismo, ¡es que yo soy tonta del pie! ¡Pedirle que salga conmigo es como si aceptara una invitación de Samuel!

-Nada, nada, me golpeé contra el suelo y estoy diciendo estupideces, ¡de hecho sigo en el piso! ¡Jajajaja!- exclamé riendo como una psicópata o, en el peor de los casos, ¡Laughing Jack!

-Siempre supe que estabas loca...-dijo apagando su agradable tono de voz-¡Pero si quieres salir un rato, no soy nadie para negarme!- una vez más volvió Rodrigo "El tierno". Un poco bipolar para variar.

-¿Pero no estarás incómodo o algo así?-

-¿Por qué debería estarlo? Pasaré en una hora, estoy hasta el cuello de encargos, ¡cuídate!- dicho esto me colgó sin poder despedirme. Sentí que siempre me dejaban con palabras en la boca, ¿acaso ya nadie decía adiós en estos tiempos?

Con el celular pegado a la oreja por ninguna razón en particular, me levanté del suelo y acomodé la silla, «¡por primera vez un tutorial de Alantutorial servía de algo!». Luego me dirigí a mi habitación y busque algo decente qué ponerme, al abrir el ropero vi prendas totalmente desconocidas... me cuestioné un rato de si no me acordaba de nada por mi amnesia o anónimos me habían dejado regalos durante esos años.

«El que se lo encuentra se lo queda» y así, sin sufrir más por el tema, agarré una camiseta negra y blanca a cuadros, luego unos jeans rasgados y zapatillas Converse. Era un clásico look urbano y se me veía bastante bien pero mi subconsciente gótico aun presente gritaba «¡¿Que haces, insensata?! ¡Ponte algo decente!» y como por arte de magia, mis manos buscaban desesperadamente aquel vestido que desde hace mucho no usaba. Estaba un poco suelto por los kilos que había perdido durante mi siesta de 4 años. Aunque, igualmente sentía el mismo cosquilleo de emoción al tocar su suave tela 100% algodón.

Recordando lo que es vivir (ALQEV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora