Hogar, dulce hogar

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Levanté las sabanas amarillentas y el polvo me hizo estornudar. Me sentí por un instante en "The Last of us" y por el amor de Dios, si hallaba un infectado o chasqueador encerrado en las gavetas...


Debajo de los recubrimientos de más y más sabanas, apareció un sillón color blanco y pequeñas rosas rojas adornando los lados y supuse que los demás eran iguales acomodados simétricamente al rededor de una mesa de vidrio con un florero vacío hecho de porcelana. A pesar del intento, no todo estaba muy bien conservado, el tiempo no disculpaba ni consideraba nada y la técnica de "entre más capas mejor, igual que una cebolla o... un ogro" era un poco inútil por lo visto.


Caminé tanteando el terreno y mi pie se topó con la esquina de una repisa de madera. Me arrodillé y bien camuflados estaban los alguna vez más recientes vídeo-juegos junto con su artículo edición limitada. ¿Que estaría de moda ahora? Capaz la casa Sony o XBOX había logrado crear la realidad virtual a pedido de los gamers y cibernautas.


Observando un poco el lugar, a pesar de la decadencia del lugar me resultó aun más triste que nadie se haya tomado la molestia de venir a revisar o desempolvar unas cuantas veces al mes... que poca fuerza de voluntad.- Me han abandonado al igual que a ustedes, ¿no es así?- dije mirando hacia cajas por todos lados con solo una etiqueta pegada para diferenciarlas, "libros, "ropa", "consolas", "cables", entre otros. Me acerqué a la gran ventana y abrí las cortinas dejando entrar la luz, la oscuridad desapareció por primera vez en cuatro años.


-Me pregunto como se veía esto en sus días de gloria...- murmuré a una calavera de adorno desgastada, su mirada estaba tan hueca como la mía. La tomé y recité a Shakespeare con la mano al pecho y recuerdos en la otra.- Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con gancho de acero.. lástima que ese gancho no aguante la falta de presión-

tiré la calavera por el suelo suspirando y me dirigí a las puertas que habían. Una de ellas era del baño, otra la pequeña cocina en desuso desde incluso antes del coma. Y finalmente mi habitación, "Soy una maldita gótica" fue la primera impresión que me dieron los muebles de antaño. Era más sobria de lo que hubiese imaginado, los muebles y adornos dentro no estaban mejor que los de afuera pero lo que no niego es me sentía a gusto... dentro de mí sabía que debajo de esa capa de polvo se hallaba lo que alguna vez fue mi escape de la realidad. Solo era cuestión de recuperarlo, ¿y cómo? Con sudor, sangre, lágrimas y una escoba junto a un trapo mojado.


Comencé por acomodar las sábanas y almohadas sobre mi cama, solo habían un par de modelos y me decidí por un modesto conjunto con hojas secas de un árbol de miel de maple con un fondo de tonalidades rojas. Limpié con un pedazo de tela vieja las encimeras y todo lo que estaba a mi alcance para sentirme más en un departamento habitado que en un dejado lugar. También abrí un par de cajas, dentro habían velas derretidas, fotos de cementerios enmarcados, planillas de calcomanias estilo Halloween; pero no había, curiosamente, nada que me gustase lo suficiente. Una caja llevaba la frase inscrita "Cosas personales" en letras mayúsculas captó inmediatamente mi atención, para abrirla tuve que usar un desafilado cuchillo de cocina y al ver el interior me arrancó una sonrisa involuntaria.


-Todo... está aquí- con delicadeza tomé el primer objeto a la vista, mi Galaxi S4 probablemente inservible junto con su cargador. Luego unas páginas con bocetos de dibujos que me resultaron imposibles de comprender, ¿de verdad yo era la responsable de tal arte tan abstracto bajo otros ojos que no eran los míos? Pensar tan solo en eso era completamente horrible y trágico, ¡una realidad tan perdida estaba plasmada en aquellas hojas de papel! ¡Una realidad tan perdida... dentro de mí! Rompí todos los dibujos que encontré, de rabia y sin pensar. También hallé la letra de una canción, un poco cursi y mal estructurada a mi juicio personal, me detuve a la mitad y no pude seguir... si es que hubiese logrado evadir el hecho de que fue escrita con la única intención de recuperar a alguien... o el hecho que fue escrita por alguien muy distinta a la persona que era en ese instante.


Me acerqué al espejo del tocador. Físicamente era casi igual: ojos grandes y verdes llenos de emociones escondidas sin ninguna intención de querer salir para ser lastimados, pestañas largas, cejas de todo menos tupidas, unos labios delgados que al formar una sonrisa abrían las puertas a mi "yo" desaparecida... una Jessy mucho más femenina, más tierna, con inocencia a pesar de haberla perdido hace mucho, con personas a su lado... una Jessy asesinada por una bala en el pecho al lado de su futuro compañero, por solo papel en su billetera. Maldito dinero. Un su lugar solo cadaba un pedazo de cuerpo sin vida, que volvió al mundo al igual que la primera vez... rica en lo material pero pobre en el interior.


Dirigí la mirada a la caja aun con un último secreto en su interior, me arrodillé nuevamente y era un viejo porta-retratos el que quedaba. Al voltearlo para ver la foto... se me partió el alma como agua que traspasa el hielo. Ahí estaba yo, con mueca graciosa junto a... él. Sabía perfectamente de quién se trataba ya que mi pecho se aceleró por instantes.


-Samuel...- lágrimas se escaparon de mis ojos y rodaron por mi mejilla. Como adolescente ante su primera ruptura, sentí un hueco en el pecho seguido por dolor de cabeza intenso. "¿Qué mier...?", pensé mareada. De la nada, todo lo vi más claro... metafóricamente. Una, dos, tres, cuatro, cinco y hasta cientas de imágenes llegaron a mi cabeza, me resultó imposible procesar toda la información. Entre vagas ilusiones de color y sabores infantiles combinado con un espectáculo de luces fantasmales, hubieron "películas" que se me reproducieron... ¿malteadas? ¿Satisfacción? ¿Amigas y amigos?, ¡¿que era lo que todo eso hacía metido en mi cabeza?! ¡¡¿Lo conocí porque derramó una malteada de fresa en mí?!! ... Voces anónimas retumbaron en mis oídos asintiendo y reclamando infinidad de errores, pero con certeza y me atrevo a jurar que una fría sensación que permaneció sobre mi pecho. Luego, el calor envolvía cada parte de mí; cabeza, torso, la punta de los pies, corazón, alma y... mi baúl de los recuerdos finalmente abrió.


-Voy a recuperarlo, a él y el tiempo perdido-

Recordando lo que es vivir (ALQEV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora