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consigna: recordar una situación que te haya despertado una emoción muy fuerte y narrarla como un testigo lejano.

escrito:

Sucesos sobrenaturales producidos por simples humanos mortales, cuya explicación parece fantástica pero resulta bastante simple por parte de la ciencia. Exacto, estoy hablando de trucos mágicos. Pero ¿Qué es la magia? Si me dieran la oportunidad de responder esa pregunta, diría sin dudarlo que no es el truco, es el sentimiento que nos produce, es la intriga. Al explicar un truco de magia se pierde es gran sentimiento, siendo reemplazado por uno menor, el interés en el hecho físico o químico que lo produce. El sentimiento en si es la propia magia. Por eso nos gustan las historias, las leyendas, los mitos y los trucos. Por la probabilidad de que pueda existir, esa que consume horas y horas en una charla con amigos, que empieza por una pregunta tan infantil como "¿Existirán los zombis?" terminando casi en filosofía con frases del estilo "¿Qué es estar vivo?". En algún punto conocemos la verdad y las ilusiones se rompen. Los dientes no desaparecían y eran reemplazados por monedas, los gigantes fueron la transmisión de un mal reconocimiento de fósiles en el pasado, no tenías el poder de teletransportarte cuando te dormías en el sofá y te despertabas arropado en la cama... Algunas cosas son interesantes, y otras son tristes de aprender. Pero siempre queda esas duda interna, ese algo que nos hace pensar ¿Es esa toda la verdad? ¿Y si no? Bienvenidos a mi "ese algo".

No era un día cualquiera, ni siquiera era de día, era de noche. La noche de un veinticinco de diciembre. A comparación de años anteriores, la reunión familiar era bastante pequeña, ya que éramos solo 3 personas: mi abuelo, mi mamá y yo. Estábamos en la mesa dulce, y aunque no era tan chica, estaba esperando lo típico de la navidad: los regalos. Miraba desde la mesa la esquina donde estaba el árbol, completamente decorado, pero vacío de cajas y envoltorios. Esa esquina está entre una pared y la puerta-ventana que da al balcón. Desde que tengo memoria, ya fuera desde el balcón o saliendo a la calle, salíamos a ver una estrella que siempre cruzaba el cielo a la noche (la estrella que nos decían que era papá noel). En ese momento mi mamá me dijo que me asomara a la ventana a verla, y no me negué. Ahí estaba, parada (casi pegada) al árbol, mirando por la ventana. Extrañamente no llegue a ver nada, pero si hubo algo que me llamó la atención. Había sonado una campana. Rápidamente me di vuelta para ver si había sonado desde adentro, vi a la familia sentada en la mesa, y cuando vi el árbol ¡estaba lleno de regalos! No uno, dos o tres, casi diez regalos. ¿Cómo los habían dejado? Apenas escuché el ruido me había dado vuelta y ni siquiera estaban cerca como para acabar de dejarlos. 

¿Cómo dejaron los regalos tan rápido? ¿Quién los dejó? ¿De dónde salió el sonido de campana? Las preguntas nunca tuvieron respuestas concretas, pero creo que todos vamos a estar de acuerdo con la siguiente: fue la magia de la navidad. ¿Y por qué no preguntarle a los adultos y salir de dudas? se estarán preguntando. Bueno, lo intenté. Los primeros años fueron una negación rotunda a responderlo, con la excusa de no romper ese mágico recuerdo, y actualmente ese momento es muy lejano para recordarlo. Al parecer este momento va a quedar entre mi memoria y la suya... hasta que se inventen las máquinas del tiempo claro está.

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