Capítulo 34

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La navidad estaba por llegar, después de ese fantástico fin de semana que había vivido los tres, Emma y Regina casi no había podido verse. La rubia estaba enfrascada en sus estudios y Regina no la quería distraer.

Regina deseaba que Emma terminase cuanto antes su carrera para poder plantearse su relación de otra manera aunque eso le provocase un miedo irrefrenable. Sentía que esa nube en la que vivía las últimas semanas podía desvanecerse en cualquier momento aunque Emma le demostrase lo contrario.

Emma estaba bastante frustrada pues quería ver más seguido a Regina pero esta se negaba a hacerlo para que se mantuviese concentrada y haciendo todo lo que debía para poder terminar la carrera después de navidad.

Esa mañana Regina había llegado temprano a la universidad tenía que corregir algunos exámenes además de terminar algunos informes para entregárselos al decano. Al llegar a su despacho pudo ver a la rubia sentada en una de las sillas que había justo en frente de su puerta. La mirada de Emma la delataba totalmente, hacía más de una semana que no se veían fuera de la universidad y la estaba volviendo loca. Sus hormonas parecían las de una niña de quince años.

-¿Qué necesita, señorita Swan?- Preguntó formalmente pues algunos de sus compañeros entraban también a trabajar.

-Necesito ayuda con algo de las clases, ¿Puedo pasar?- Preguntó señalando la puerta del despacho que seguía cerrada.

-Pasa.- Regina entró primero y dejó la puerta abierta para que Emma entrase detrás.

Emma cogió su maletín y entró detrás de la morena quedándose mirando su cuerpo sin poder evitarlo. Regina dejo todas sus cosas sobre la mesa y se apoyo contra ella para poder mirar a Emma que cerró después de entrar usando las llaves de Regina para que nadie pudiese interrumpirlas. La morena notó el movimiento de la rubia pero decidió no decirle nada al respecto.

-¿Qué necesitas?- Volvió a preguntar Regina aunque sabía que hacía la rubia allí.

-A ti.- Murmuró Emma dejando las llaves y acercándose a la morena para dejarla atrapada contra la mesa.

-Emma...- Susurró Regina intentando salir de los brazos de Emma.

-Llevas más de una semana esquivándome.- Dijo Emma intentando besar a la morena pero esta la esquivó.

-No te estoy esquivando, sólo quiero que te centres en estudiar y poder estar juntas oficialmente.- Soltó entonces Regina pasando sus manos por las caderas de la rubia besándola suavemente.

-Te echo de menos.- Dijo la rubia una vez que sus labios se habían despegado.

-Yo también, mucho.- Aseguró Regina con ese tono sensible que pocas veces había usado con nadie.

-Tenemos al menos una hora hasta que empieces las clases... ¿Podemos recuperar el tiempo?- Preguntó Emma en tono coqueto besando ligeramente el cuello de la morena que quería resistirse.

-Estamos en la universidad, cualquiera podría vernos u oírnos.- Soltó Regina evitando gemir por los movimientos de la rubia sobre su cuello.

-Sólo tienes que estar callada.- Murmuró empujando los papeles y haciendo que Regina se sentase sobre la mesa del escritorio.

-Emma...por favor...- Pidió Regina que sabía que no podía negarse a esa increíble mujer a la que había echado tanto de menos en esa semana.

-Tú también lo quieres.- Dijo Emma desabrochando lentamente la camisa que Regina vestía ese día.

-Claro que lo quiero.- Murmuró viendo como la rubia bajaba sus besos hacía sus pechos aún tapados por el sujetador. – Pero... podemos esperar a esta tarde.- Añadió Regina pero sin llegar a persuadir a la morena.

Por amor al arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora