Eva

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Noche en ríos caía hasta sus redondeces leves,

dulces como fruta lo que tocaban sus miradas.

Largas espadas negras protegiendo los Amatistas,

como deseos en mi de cuidar sus manecillas de plata.

Siempre el más pequeño, pero con igual ahínco por cuidarte.

La Diosa torneada entre un grupo de rocas pintadas,

la flor eterna entre las armas de hierro forjado.

Jamás necesitó flor tan fuerte protección, pero las espinas crecían a su lado...

Llenaba de besos esa piel de porcelana,

como tus pétalos de rosa, cálidos, rebozaban en amor mis mejillas frías.

Abrazaba con esmero esa cáscara de indiferencia,

tan cálido por dentro, tan puro como bello...

Crepúsculos caían cuando me rodeaban tus ramas,

caricias me hacían cuando días llovían,

Consuelo encontraba en ése regazo fino,

consuelo que viejo, aún anhelo.

Segunda joya en la cajita pintada,

más brillante y más dorada,

más cautivadora, y que siempre,

siempre perdurará.

Dueña del florecimiento de esta flor,

y de todas las del campo,

mi guardiana amada, mi dulce noche estrellada,

Evangeline, mi hermana.

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Pura Poesía De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora