Para mi campanilla carmesí

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Te contemplo tan majestuoso como eres, y me inclino a retratarte con los colores de las flores. Deseo escalar por tu espalda como si fueses la montaña más alta, y descansar desde la cima, clavando la bandera del amor en tus pensamientos.

Oh, dulce mío, tus ojos son el cielo, y si la tormenta se avecina en el horizonte, atardece y refúgiate conmigo en la noche. Encendamos las llamas más intensas en la oscuridad, y seamos ritmo y canción para las estrellas.

Oh, mi pequeña campanilla, que de tu boca salga la brisa que permite a las aves volar, libres, surcando tierras y mares desconocidos. Que el silencio del purgatorio sea tan dulce y acogedor como tu risa, y otorgue a los condenados la misma paz que a mi me das.

Toco bajo la sombra de tus árboles el arpa, y canto para ti los rezos de los solsticios y equinoccios, porque en cada época somos la tierra y el cielo, infinitamente amándose. Entre nosotros sólo existe el mundo energético sostenido por el amor. La caja armónica es mi tórax, la columna los huesos de mis alas, y las cuerdas son mis cabellos de luna, que tanto amas cepillar y cepillar.

En la cima levantaré un templo, en el que rezaré a todos los cielos y las estrellas más altas, que el amor sea nuestra justicia y nunca nos falte la piedad para ningún desdichado. 

Pura Poesía De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora