Llanto de niño

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Pensar en cada lágrima que con desesperación se desprendía de tus ojos claros,

en cada vez que tu dulce tu corazón se agitó en tormenta;

es mi pesadilla y mayor temor.

Permite a tu amada ser la fuente que reúna tu divino diluvio

en su pecho ahuecado como una vasija,

y con éste elixir saciar a un mortal sediento.

Deja que nuestra unión sirva de riego a las flores marchitas,

y dé sustento a los viñedos de mi padre,

que en cada fiesta, serán motivo de felicidad.

Amor,

deja que el dolor desgarre tu pecho de hombre,

y aquí estaré yo para consolar al niño herido.  

Que de cada una de tus gotas de rocío

surja un mar lleno de vida,

y costas donde los enamorados puedan encontrarse, y amarse sin miedos.

Por cada vez que gritaste mi nombre 

que los vientos aparten las nubes,

y los pecados de los cielos queden al descubierto ante los infiernos.

Por cada vez que me anhelaste a tu lado,

que las tierras se abran hasta el recibidor principal del mismo Lucifer,

y queden expuestos los deseos más puros de los condenados.

Por cada vez que buscaste mis ojos en las estrellas

encenderé los cielos con la sangre derramada

de los amantes injustamente separados.

Por cada vez que tu amor no flaqueó ante el tiempo,

y seguiste amándome tan intensamente como si habitara en tu pecho;

que las rosas blancas y rojas florezcan para cada anhelante enamorado,

y en los cielos se escuchen las arpas y piar de aves,

tan dulces que puedan calmar

el llanto de un niño.

Pura Poesía De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora