Pura Poesía De Amor

El hombre de la rosa

  Soy una rosa, la rosa de un rosal en llamas.
Una vez pasó un hombre al que aún recuerdo,
se acercó para oler mi fragancia,
y yo estaba fruncida para darle un beso.
Amablemente se había inclinado,
y curvado una sonrisa, porque yo le gustaba.
Me enamoré de aquel hombre
que tomaba mi fragancia pensando en otra mujer,
una a la que no le gustaba que le llevaran rosas.
Aún si se alejó, mis pétalos fueron acariciados por sus dedos,
aún si se alejó, mi intenso color se reflejó en sus ojos.
Soy una rosa, la rosa de un rosal en llamas,
que está perdidamente enamorada.
Vuelve para disfrutar de mis secretos,
que ya he abierto para ti,
vuelve para sentir placer, aunque sea recordando a otra,
vuelve para que te espine un poco
y así recuerdes que aunque sea una rosa,
tengo el mismo valor que cualquier otra.
Me ofusco si se acercan mariposas,
porque mi aroma no es para ellas.
Me enfado cuando mis pétalos se caen
en la ansiedad de no volverte a ver.
¿Y qué si a ella no le gustan las rosas?
Yo deseaba estar entre tus dedos,
sin importar si iba a morir lejos de mi rosal
que ahora está en llamas.
Quizá me parezca a esa mezquina si renazco como gerbera,
quizá te olvide si florezco como artemisa,
quizá me convierta en lirio por el luto,
o quizá decida ser camelia
para que nunca mas huelas mi fragancia.
Las llamas se extinguen del rosal,
y en mis últimos momentos solo me puedo marchitar