다섯 |CINCO|

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Medellín, Colombia


En una bodega vacía y abandonada se estaría realizando una reunión un tanto... inusual.

En el suelo había un hombre de nacionalidad norcoreana. Estaba atado de pies y manos. Frente a él, estaba la última persona a la que quisiera toparse por alguna vez en su vida.

Jeon Taeyang.

Líder y jefe nato de la hermandad Jeon.

Considerate muerto cuando lo tengas enfrente, mirándote de una manera frívola y burlesca a la vez. Nadie se mete con él, y quién lo hace, queda desterrado de este mundo.

Sus tres gendarmes lo acompañaban, ellos solo se encargan de cuidarle las espaldas mientras él resuelve conflictos y hace negocios.

—¿Creiste que esconderte en otro continente te ayudaría a salvarte de mi? —cuestionó Taeyang con autoridad. —Creí que eras más inteligente.

—Vete al infierno, Jeon Taeyang. —respondió el hombre.

—De allá vengo, Chung Lee. —encendió un cigarrillo, dió una calada de este, lo sostuvo unos segundos y luego lo saco por la nariz.

—Realmente tuviste los pantalones para trabajar con nosotros y luego ir de soplón a una de las organizaciones enemigas.

Chung Lee suelta una carcajada.

—Si tan solo supieras lo que los otros tienen preparado para ustedes. —Jeon encarnó una ceja.

—¿Debería preocuparme? Porque en realidad quiero soltarme a carcajadas.

—¿Realmente crees que ustedes son los más poderosos?

—¿Quieres que te recuerde porque si lo somos?

—No es necesario, eso ya lo se. Todo su maldito dinero es gracias a sus porquerías.

Taeyang suelta una carcajada que hizo eco en la bodega.

—Habla la misma persona que mantiene a toda su asquerosa familia de ese dinero. —caminaba alrededor de él. —Hablado de tu familia, les hicimos una pequeña visita. Tú mujer y tus hijas servirían para nuestros...

—No te acerques a ellas, maldito. No te metas con mi mujer, ni con mis niñas.

—¿Tus niñas? —emite otra carcajada —Sabías que una de ellas le hizo un oral a mi hijo en el baño de una de mis fiestas.

—Cállate, mal nacido.

—Voy a ir al grano, Chung Lee. Quiero el nombre de todas las basuras para las que trabajas. —tiró la colilla del cigarrillo y la piso.

—Pues sigue queriendo —se burló.

—Veo que quieres jugar, Chung Lee, pero yo no estoy para tus estupideces, no soy una persona paciente y tu ya estás llegando a mi límite. —lo apuntó.

—No voy a hablar, Taeyang.

—Puedo considerar tus horas de tortura a cambio de que hables.

𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐃𝐀𝐃 𝐉𝐄𝐎𝐍 || BangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora