일곱 |SIETE|

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TN


Intentaba forcejear pero quien me sostenía por atrás me tenía aprisionada, uno de sus brazos rodeaba mis brazos dejándolos inmóviles y su otra mano aún seguía cubriendo mi boca.

Habíamos entrado por una puerta trasera, e íbamos caminando por unos pasillos. Este lugar parecía un maldito laberinto sin fin.

De un momento a otro, me arrinconó sobre una pared, su pecho quedó muy pegado a mi espalda y me incomodaba un poco esta posición. Segundos después entendí porque lo había hecho, se escuchaban unas voces que aparentemente se acercaban. Quise volver a gritar pero el aprisionó más su mano contra mi boca.

—Shhh, tranquila. —susurró en mi oído. Su voz la había escuchado antes. Estaba tan oscuro que los hombres que pasaron por nuestro lado ni siquiera sé dieron cuenta de que estábamos ahí, no entiendo cómo es que pueden caminar tan tranquilamente por esta oscuridad. Nuevamente estábamos caminando, al cruzar por una puerta pude ubicar dónde estaba.

En la sala por donde había bajado las escaleras junto a Mila. ¿Qué habrá con ella? ¿Logró salir? Espero que ella si haya podido salir, y pueda ir hasta la policía.

Subimos las escaleras. Este tramo de las escaleras se me hizo más corto que cuando venía con Mila, supongo que porque el tipo que viene detrás de mí me obliga a caminar a medida de sus zancadas.

Llegamos a la que era mi habitación. El tipo me lanzó, afortunadamente caí sobre la cama. Las luces aún estaban apagadas por lo que no lo distinguía. Escuché como le ponía seguro a la puerta.

—No, por favor...

Encendió las luces. Era MR ¿o era al revés?

Estaba despeinado, su camisa de vestir blanca estaba ceñida a su cuerpo por el sudor. No podía negar que se veía...

—¿Se puede saber que estaban haciendo? —cuestionó.

—¿No era obvio?

—Perdón, creí que eras más inteligente.

Entre abrí la boca totalmente ofendida.

—Disculpa pero tu no eres el que está en contra de su voluntad en una mansión con gente enferma que no sabes que harán contigo. —repliqué. Tenía miedo de que pudiera hacerme algo aprovechando la ocasión pero también estaba molesta. Molesta porque no pude correr antes de que este pendejo me atrapara y también por no haberle mordido la mano para que me soltara.

—Deberías agradecer que fui yo el que te encontró y no V.

—¿Y eso por qué?

—Porque si alguien más te hubiera encontrado, ni siquiera estarías de regreso a esta habitación.

—¿Qué me habrían hecho? —lo miré. Traté de sostenerle la mirada pero no pude. No respondió, solo hizo una imitación de cerrar la boca con sus manos dándome a entender que no me lo diría.

—No vuelvas a hacer un estupidez como la de hoy, muñequita. —toma la manija de la puerta.

—No me digas así.

—Yo te digo como a mi se me de la puta gana, ¿entiendes muñequita? —abrió la puerta.

—Espera. —lo detuve. —¿Y Mila?

—No lo sé, pero te aseguro que no pasó del portón.

Sale de la habitación. «No pasó del portón» ¿Entonces dónde está? Él dijo que si alguien más que hubiera encontrado, yo no hubiera regresado, entonces...alguien más debió encontrar a Mila. ¿A dónde la habrán llevado? Espero y esté bien.

𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐃𝐀𝐃 𝐉𝐄𝐎𝐍 || BangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora