하나 |UNO|

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2017 Febrero 22
Chicago, Illinois
9:23 pm

Veo desde la sala como mi madre acomoda su falda negra un poco más encima de la rodilla, para así poder llamar más la atención, acomoda su escote y pone sobre su cuello un ostentoso y colorido collar que le había dejado mi abuela antes de morir hace algunos años. Acomodó su cabello rizado color azabache y por último se roció de aquel perfume dulce que tiene desde hace años.

Salió del cuarto. Siempre lograba verse tan bien con todo lo que trajera puesto, lástima que lo hacía solo para verse presentable en aquel trabajo que yo detestaba que estuviera. Volví la vista a la tarea antes de que se diera cuenta de que la estaba espiando.

—¿Ya te vas? —pregunté sin mirarla.

—Sí, ¿podrías hacerte cargo de Anna? —dirigí mi mirada al cuarto de a lado, mi hermana menor estaba ahí, sentada en la cama viendo algo en el televisor.

—Siempre lo hago.

—Tn, sabes que tengo que hacerlo ¿verdad?

—Puedes conseguir otro empleo. —deje de lado mi tarea y me puse de pie. —O que John haga algo por una maldita vez en su vida y consiga un trabajo.

—Es tu padre.

—Pues debería comportarse como tal.

—Espero que algún día lo entiendas, nena. —me da un beso en la frente y toma su bolso que estaba en la mesa de centro —Despideme de tu hermana ¿si?

Asentí. Ella me vió por última vez antes de salir. Tomé mis libros de la mesa, pero solté uno de ellos al escuchar el impacto de la puerta.

Era John.

—¿Ya se fue la puta de tu madre? —ni siquiera respondí, recogí mi libro —Te estoy hablando, Tn.

Sabía que estaba ebrio, no era algo raro en él. Con pasos torpes intentó dirigirse a mi, incluso estaba caminando casi en zig zac de lo ebrio que se encontraba.

—Eres igual de zorra que tu madre — susurró en mi oído. Sentí que vomitaria por su aliento a alcohol tan asqueroso.

—No la llames así.

—¿Cómo? ¿Zorra? —suelta una carcajada —Pues eso es lo que es.

Intenté pasar por su lado para llegar a la habitación de Anna pero me toma fuertemente del brazo.

—Ven acá, ve a comprarme más alcohol.

—No voy a comprarte nada. —me solté de su agarre.

—Soy tu padre y me obedeces.

—No eres mi padre y no voy a comprarte nada. —alcé la voz.

—Eres una puta insolente. —alzó la mano dispuesto a soltarme un golpe pero en eso retrocede y choca con el refrigerador. Anna lo había empujado.

—Ven. —la tomé de la mano y ambas nos metimos a mi cuarto que era el único que tenía puerta.

Escuché un bufido afuera del cuarto, tal vez y ya se había levantado del suelo.

—¡Tn! ¿¡Donde mierda te has metido maldita puta!?

—Abrirá la puerta. —habló Anna.

—No, no lo hará, está lo suficientemente ebrio para abrir la puerta.

Escuchaba cosas caer al suelo y romperse, las sillas estamparse contra la puerta. Abracé a Anna para evitar que escuchara y que tuviera miedo; ella tenía 14 años, pero era realmente asustadiza, y no la culpo, ha tenido que presenciar cada uno de los arranques de furia de mi padre hacia mi madre desde que tiene uso de razón.

𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐃𝐀𝐃 𝐉𝐄𝐎𝐍 || BangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora