𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐃𝐀𝐃 𝐉𝐄𝐎𝐍 || Bangtan

이십 육 |VEINTISÉIS|

TN

El auto negro nos dejó afuera de otro hotel, este era diferente al anterior; la fachada estaba en pésimas condiciones, por lo que veo es de los más económicos, supongo que para tener un perfil bajo.

Seguí a Jimin, preguntó algo en recepción y subimos unas escaleras hasta llegar a una habitación con una puerta que estaba apunto de caerse de lo vieja y mal estado que se encontraba.

—Este lugar está del asco. —comentó el rubio.

—He estado en lugares peores. —dije.

Lo único que había era una cama matrimonial con sábanas sucias y manchas de extraña procedencia, y en un rincón había un inodoro junto a un lavamanos inservible.

Me senté en el suelo, recargada en la pared, abracé mis piernas. Tenía tantas dudas, quería hablar con RM justo ahora pero por lo que veo, la situación está complicada. No entiendo nada.

Jimin se sentó junto a mi. Abrió una paleta de dulce y me tendió otra a mi.

—Y bueno, ¿te gustó Japón?

—¿Qué y quiénes son ustedes? —solté, ignorando su pregunta anterior.

—¿No te lo explicó, RM?

—Solo se que son mafiosos. —Jimin arruga la nariz.

—No nos gusta esa palabra.

«Eso también me lo dijo RM» pensé.

—Que más quieres que te explique si ya lo sabes.

—¿Tu también matas personas?

—No es lo único que se hace aquí, Tn. Y tampoco creas que matan personas nada más porque sí.

—Pero siguen siendo asesinatos, siguen siendo personas con una vida.

—Hay personas que no merecen vivir, y aunque no lo creas, no nos metemos con personas inocentes.

«Yo y mi moral estúpida» pensé.

—Da igual, sea como sea.

—Dime algo, si tuvieras la oportunidad de matar a la persona que más te hizo daño, ¿lo harías?

—No. —dije sin pensar.

—Mentirosa. —tocó mi nariz con su dedo índice.

—No miento, jamás lo haría, está mal.

—¿Quién lo dice? ¿La sociedad? Está mal porque la gente lo dice.

—Y porque es ilegal.

—Hay muchas cosas que son ilegales, más sin embargo la gente lo hace, y lo seguirá haciendo.

Nos quedamos en silencio unos minutos. Jimin sacudía su cabello mientras que yo doblaba una y otra vez el papelito que cubre el dulce que me había comido anteriormente.