Amapola - Sueño

C16 - Hospital

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Gu Yu dijo que gozaba de buena salud y que no le pasaba nada, pero Cyno no le creyó y se mostró extraordinariamente decidido.

Gu Yu no tuvo más remedio que ceder.

Esperaba que los honorarios del examen no fueran demasiado caros, pues ya le debía mucho dinero a Cyno.

Lo bueno era que gozaba de buena salud y sólo tenía que pagar el examen.

La mirada de Cyno se posó en el adolescente del asiento del copiloto, que tenía las manos sobre las rodillas y tenía un aspecto especialmente agradable.

Gu Yu ladeó la cabeza y le miró con desconfianza, ¿Por qué no conduces?

Cyno se inclinó más cerca de él haciendo que sus dedos se curvaran nerviosamente y su corazón latiera con fuerza. El aliento del hombre le rozó el costado de la oreja y la mitad de su rostro enrojeció de repente. Entró un poco en pánico, alejándose.

―Click... ―Gu Yu sólo retrocedió un poco cuando de su lado izquierdo llegó un sonido nítido, seguido de su cuerpo envuelto en una capa de orbes transparentes de color verde claro.

Gu Yu miró hacia el sonido con sorpresa. El botón verde de la barandilla izquierda había sido presionado y Cyno retiró la mano y se retiró a su propio asiento.

Lo que Cyno quería hacer era acercarse un poco más y abrazar a la persona en lugar de retroceder, pero cuando vio la mirada avergonzada de Gu Yu, no pudo soportarlo.

No puedes asustar al pequeño.

Al observar la sorpresa de Gu Yu, explicó: ―Este es un escudo protector. En caso de accidente de tráfico, estará seguro.

Gu Yu lo entendió, equivalente al cinturón de seguridad moderno. Sus ojos oscuros observaron con curiosidad los orbes, alargó la mano y pinchó uno, pero no sintió nada, eran como el aire.

Cyno adoró su pequeño gesto, el adolescente curioso y cuidadoso que hurgaba en el escudo protector era tan lindo.

Agarró el volante con la palma de la mano y resistió el impulso de frotar la cara del adolescente: ―Sólo se volverá sólido cuando sea golpeado. Normalmente está abierto para garantizar la seguridad y no afectará al movimiento.

Gu Yu asintió, frunció los labios avergonzado y volvió a poner las manos sobre las rodillas.

Debía parecer un paleto cuando estaba así.

Miró en silencio a Cyno, que tenía la boca ligeramente curvada y los ojos suaves. No estaba en absoluto disgustado ni le miraba con desprecio.

Los ojos de Gu Yu se curvaron y sonrió a Cyno.

Era muy agradable no ser odiado.

Recordó la primera vez que viajó en una minivan. Una compañera se mareó y le pidió que le ayudara a abrir la ventana, no sabía cómo y casi abrió la puerta.

La risa burlona y las miradas de disgusto de sus compañeros todavía flotaban en su mente.

Cyno advirtió: ―Siéntate bien, voy a arrancar.

Gu Yu asintió, con una sonrisa en los labios.

Cyno era tan gentil con él porque ahora sabía que no era una hembra artificial.

Las dos primeras veces que viajó en el coche, Cyno no encendió el escudo para él y condujo sin avisar. Debió pensar que era una hembra artificial y que no tenía que preocuparse por la seguridad.