Rostro criminal

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En aquel mundo había un criminal, un ladrón, un estafador y un creador de disturbios de lo más peligroso. Su rostro aparecía en cada cartel, en cada ventana, en cada puerta, en cada pared y en cada techo. Su nombre estaba escrito a lo largo de las carreteras. Las estatuas habían cambiado su rostro por el de él y en cada casa había colgado un retrato suyo adornando el salón.
Una mañana su cuerpo apareció colgado de la rama de un roble y al instante dos oficiales llegaron para cargar con él. En aquel mundo la pena de muerte estaba prohibida, por eso los criminales eran ignorados hasta el suicidio.

Cuentos de buenas noches para búhos con insomnio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora