Ser Tu Alfa, Otra Vez - Jenlisa

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Las calles húmedas de la lluvia no mejoraban el estado de animo dentro del "auto".

Aún estoy muy sorprendida por las cosas que descubro cada día, pero eso siempre pasa a segundo plano cuando recuerdo que veré a mi padre por primera vez.

¿Y después de eso, qué?

¿Jugaremos a la familia feliz?

Estuve sola por razones que no sé por años. No sé si podría mirar a mi padre y recibirlo con los brazos abiertos para revivir vínculos que nunca pensé que tendría.

¿Y mamá? ¿Está viva?

Las preguntas se reproducían por mi mente de manera automática y mis dedos picaban una y otra vez la pierna de Lisa para tranquilizarse.

De vez en cuando ella golpeaba mi mano en un regaño, para después tomarla y apretarla fuertemente por encima de su regazo.

Solo necesito hablar con el ya y deshacerme con la necesidad que tengo de conocer a alguien de mi verdadera familia, después podre volver a mi vida.

Una vida muy vacía ahora que lo pienso bien. Lo único que tengo es a Lisa, ella es la única que, y aunque suene drástico, acabar con esto ya. La vida de un alfa no llega a mucho más sin su omega, supongo que eso explica todas las enfermedades que transcurrí al no encontrarla, pero ahora que la tenia y mi vida se extendía no tengo ni idea de que hacer con ella.

Reprimí las lágrimas que querían salir y me concentre en mi futuro, eso al mirar el rostro de Lisa que me pedía a través del vínculo que me tranquilizara.

Finalmente el edificio que, según la reina, estábamos buscando. Y, comparando con los que yo había visto, era mucho más alto de lo que pensaba.

Lisa P.O.V

Algo no estaba bien.

Ni en la entrada ni en el interior del edificio se detectaba el olor de algún lobo. Los omegas son los únicos que tenemos esta habilidad, por eso en las guardias estaba repletos de nosotros, aunque la fuerza bruta de los alfas era utilizado de buena manera formando equipos unos con otros.

Intente llamar la atención de Jennie, pero los guardias llegaron a separar nuestras manos unidas, llevándola a ella más adelante.

De lo perdida que ella estaba no se dio cuenta que nos separamos.

¿Qué debería hacer?

Mis manos se movían nerviosamente por mi cuerpo, buscando cualquier cosa para llamar su atención. En eso el vínculo llega a mi cabeza, tendría que tener emociones negativas muy fuertes para alertarla.

Empecé un remolino de malos pensamientos e inseguridades mías, mi familia, la forma en que Jennie me trataba al principio, mi papá...

Eso logro que mis pasos se detuvieran, creo que fue suficiente para llamar la atención de Jennie, quien volteó rápidamente y empujo algunos guardias en su camino para llegar a mi.

— Hey, hey, ¿qué pasó? — sus manos se posaron en mis hombros con fuerza, logrando que mía músculos se relajaran.

— Jen, algo está mal, no se puede oler ningún rastro de algún lobo, aparte de yo, tu y la reina — hable apresuradamente, intentando evitar las miradas curiosas de los guardias.

— ¿Qué? — pregunto confundida, disminuyendo la fuerza en su agarre.

Pero fue demasiado tarde, la habitación a la que llegamos era la indicada, los guardias desaparecian uno a uno por la puerta principal. Un silencio se instauró entre las tres.