Meriggiare

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- Nunca te habías puesto ese vestido.

Las palabras de Guido pasaron de largo como pasaba de largo el sonido de los coches al pasar por la calle. 

Ibamos los tres caminando por las calles de Roma para reunirnos en el sotisficado restaurante Palau. No sé en qué momento Jonas vio buena idea reunirnos en una comida a todos. 

Y sí, estrenaba vestido. No voy a mentir, me había pasado media hora frente al espejo probándome conjuntos y finalmente opté por aquel vestido rojo corto que no era ni muy arreglado ni muy desenfadado. ¿Qué pasa? Solo quería causar buena impresión.

- Estás muy callada, ¿qué te pasa? - Guido volvió a hablarme después de saludar a un par de chicas que se habían puesto a gritar nuestros nombres desde la otra acera.

- Simplemente no tengo muchas esperanzas de que esto vaya a salir bien - pronuncié con la vista fija en el camino mientras sujetaba el asa del bolso que llevaba cruzado.

- Oh no no no. Sin la vibra positiva de Ella esto se va a la mierda queridos - dijo Renzo dándome un golpe en el hombro a lo que yo le eché una mirada asesina.

- Solo hay que fingir - Guido sonó convencido - Finjir y sobrellevar el disco como sea.

Me sorprendió que Guido no soltase algún comentario ofensivo hacia los Måneskin en los 10 minutos que llevábamos caminando.

- Y espero que aquel cara de pan de molde por detrás tatuado hasta las cejas no me toque mucho los cojones - terminó su frase anterior.

Solté una risa porque sabía que iba a hacerlo en cualquier momento y cuando me di cuenta estábamos ante las puertas de cristal de aquel restaurante.

Renzo pasó primero y le dio nuestros nombres a la chica que estaba en la recepción - aunque como si no supiera quienes éramos- y ésta nos dedicó una sonrisa tras pedirnos que la acompañáramos, que nuestros acompañantes ya estaban allí.

Me encontraba nerviosa hasta que llegamos a un gran salón abierto al aire libre. Al fondo se encontraban de pie Jonas, otro hombre que supongo que sería el manager de la otra banda y ellos. Victoria miraba sonriente al frente, mientras que Thomas tenía un rostro serio. Ethan tenía la vista clavada en el suelo y Damiano... Damiano estaba apoyado en la pared terminando de darle una última calada a su cigarro antes de tirarlo. 

Me quedé hipnotizada mientras escuchaba comentarios por lo bajo de Guido y Renzo. Mis ojos estaban clavados en aquel chico de pelo moreno, cuerpo tatuado, piercing en la nariz. Vestía una camisa negra, con los botones de arriba desabrochados y las mangas hasta los codos junto con unos pantalones pegados negros también. Y él ni si quiera nos miró ni una vez. 

Me di una hostia mental y volví a la realidad. Pude ver de reojo como Guido comenzó a saludar al grupo con una cara de "no aguanto ni un minuto más".

- Hola - saludé yo también moviendo la mano y sonriendo.

Victoria y Thomas me devolvieron el saludo. Me di cuenta que alguien me estaba mirando. Ethan tenía los ojos clavados en mí y en cuestión de un segundo se sonrojó cuando notó que me había dado cuenta.

- Parece que ya podemos empezar la comida - dijo Jonas haciéndonos un gesto para que nos sentáramos en la mesa que teníamos al lado.

Damiano no había saludado, como si ni siquiera se hubiera inmutado de que estábamos allí. 

Nos sentamos todos en una mesa redonda, a mi lado Renzo y Guido y enfrente mía estaba Damiano con sus amigos a cada lado. Renzo tenía a su lado a Victoria, y yo sabía que había planeado todo para ponerse en ese sitio estratégico.

[ MARLENA ] DAMIANO DAVIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora