Fuoco

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- ¡Muchas gracias! ¡Eres la mejor! - me agradeció una chica rubia que me acababa de pedir una foto y una firma.

Le sonreí como forma de despedida y volví a sentarme en aquella silla de madera.

Me encontraba en mi cafetería favorita de la ciudad. Lo era por su tranquilidad, el personal tan amable y hacían la mejor tarta de zanahoria de todo Roma.

- Aún no me lo creo - soltó mi amiga entre risas bebiendo de su taza - ¿Dónde lo habíamos dejado?

- Yo sí que no me lo creo - bufé y me incliné sobre la mesa llevándome las dos manos a la cara - Este tío no deja de sorprenderme.

Alessia me miraba con una ceja levantada y no podía ocultar la sonrisa que se le formaba al verme.

- Bueno, teniendo en cuenta que lo último que te dijo fue "vamos a necesitar mucha privacidad para follar" no me parece tan extraño que te haya citado en un hotel.

- "Para componer música que nos de ganas de follar" - corregí a mi amiga - Y tenía un contexto.

Pero era cierto. El maldito de Damiano me había mandando la ubicación de un hotel y en el mensaje solo ponía: 17h, habitación 301.

Había quedado con Alessia en aquella cafetería antes de ir a mi encuentro con él, al que quedaba poco para asistir.

- Bueno sí lo mismo es - volvió a reír - Me cae bien Damiano que compone música en uno de los hoteles más lujosos de todo Roma. Quién sabe, a lo mejor al llegar te recibe con un albornoz puesto y una botella de champán.

- Qué pasa si te digo que ya no me extrañaría - bebí de mi café - Un día ni quiere dirigirme la palabra, pero luego se presenta en mi casa a vacilarme para después ponerse serio e irse pero citándome en una habitación de hotel. Los dos. Solos. 

- Si lo piensas no es tan raro, quizás en su apartamento con el resto de la banda no se puede trabajar bien - miré a mi amiga mientras hablaba - Aunque para eso están los estudios...

- Basta, no quiero pensarlo ni un segundo más. Y encima Guido no me habla - resoplé volviendo a mirar las notificaciones de mi teléfono.

- ¿Sigue enfadado?

- Desde que ayer hablé con él por videollamada... Ni sabe que voy a pasar la tarde en un hotel con su mayor rival.

- Y la noche - Alessia me guiñó un ojo y yo puse los ojos en blanco.

- ¡No va a pasar nada, Alex!

- Venga ya, a ti misma te puedes mentir, pero a mí nunca. ¿Has visto cómo vas vestida? - me señaló con el dedo.

Bajé mi vista hacia mis piernas. Bueno sí, llevaba una falda corta pegada y un top de tirantes blanco. Pero es que hacía mucha calor.

- Como siempre voy - dije mientras me levantaba y agarraba mi bolso - Deséame suerte, espero que no le entre su típico cambio de humor y me tire del balcón del hotel.

Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.

- ¡Lo quiero todo y con detalles!

Salí del establecimiento y lo primero que hice fue tomar un taxi hasta el hotel. El taxista pareció reconocerme pero agradecí su discreción y su silencio durante los 15 minutos de trayecto.

Al bajar tenía el hotel frente a mí. Era precioso y enorme. No iba a negar que tenía un nudo en el estómago. Al entrar tomé un gran ascensor que me llevó a la quinta planta, donde se encontraban las habitaciones de la 300 a la 400. Caminé un poco por el largo pasillo hasta encontrarme con la habitación 301. Tomé una bocanada de aire -supongo que para coger fuerzas- y toqué a la puerta.

[ MARLENA ] DAMIANO DAVIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora