Divertimento

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Estaba flipando. Tenía que ser un sueño. Seguro que me había quedado dormida y estaba soñando.

Pero no, ahí estaba él. Con su habitual sonrisa que dice "me estoy divirtiendo viendo como te lo hago pasar mal" y su mirada clavada en mí, aún cuando se llevó la copa de vino a los labios y se terminó lo que quedaba.

- ¿Y si traes el resto y nos lo acabamos juntos? - dijo refiriéndose a la botella.

- No voy a ponerme a beber contigo - dije seriamente. Me notaba las mejillas calientes y aparté la mirada.

- ¿Siempre eres así de aburrida? - dijo y se levantó del sofá con intenciones de ir hasta la cocina, supongo que a por lo que quedaba.

- ¿Y tú así de bipolar? - solté en un tono molesto mientras lo veía coger la botella que estaba en la encimera de la cocina.

Damiano soltó una risa corta y se volvió a donde estaba, quedándose a poca distancia. La diferencia de altura era notable y yo estaba tan nerviosa que no sabía dónde meterme.

Traía otra copa que llenó y me ofreció. No quería aceptarla. No quería ponerme a beber con él en mi casa. Pero la acabé aceptando porque si no no sabía cómo sobrellevar la situación.

- No me has respondido - le dije mientras él terminaba de llenarse la suya.

- Ni tú a mí - seguía sirviéndose el vino y no me miró - Pero no me digas que estás triste porque hoy Damiano no te hizo mucho caso.

Su tono tenía un toque de burla y me acerqué acortando el espacio que quedaba entre nosotros.

- Supongo que te divierte la situación de ir de completo gilipollas pero después venir aquí diciendo "vamos a divertirnos juntos" - lo miré enfurecida.

Damiano me miró y tras unos segundos, enredó con suavidad y cuidado la mano que tenía libre en mi cabello, por la parte de la nuca. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza y mi vista no perdía la suya. ¿Qué estaba haciendo?

Se acercó y quedó junto a mi cuello, notaba su cálida respiración y mi piel ya no podía erizarse más. 

- Damiano qué haces - dije en un susurro notando que el corazón se me iba a salir al tenerlo tan cerca.

Su olor inundó mis fosas nasales y su boca estaba a milímetros de rozar la cálida piel de mi cuello.

-  Confirmar mis teorías - susurró él también haciendo que en un instante su labio inferior tocase mi cuello.

Y en ese momento tiró levemente de mi pelo provocando que de mi boca se escapase un leve quejido mientras cerraba los ojos. No sabía qué me estaba pasando pero tenerlo tan cerca, el roce de sus labios contra mi piel y la firmeza con la que me agarraba el pelo me estaba volviendo loca. Pero abrí los ojos de nuevo y él ya había soltado mi largo y liso pelo, incluso se había alejado un poco.

- Creo que necesitas más este vino que yo - continuó bebiendo mientras tenía una sonrisa en los labios y se iba hacía el sofá de nuevo.

Me encontraba avergonzada y no me preguntéis por qué pero en ese momento lo primero que hice fue dejar la copa en la mesa y encerrarme en el baño. Me apoyé en el lavabo y me miré en el espejo. Estaba totalmente sonrojada y el pecho me subía y me bajaba a una velocidad mayor de la normal. Mi mente seguía dandole vueltas a las sensaciones que había sentido y lo único que quería era gritar. Odiaba a este tío con todas mis fuerzas. Lo odiaba. 

O eso creía.

Después de echarme agua fría en la cara regresé al salón donde lo vi ojeando una de mis fotos. 

[ MARLENA ] DAMIANO DAVIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora