Ricordi

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DAMIANO

Empezaba a oscurecer y los últimos y tenues rayos de sol entraban por la ventana del salón.

Tenía la mirada perdida hacia las vistas de la calle mientras mi mano acariciaba su rubio pelo mientras su cabeza descansaba en mi regazo. Victoria se había quedado dormida en el sofá.

Bajé la mirada hacia su rostro, desprendía paz y estaba totalmente tranquila. 

Mi cabeza estaba en otro lugar, unas horas antes, en aquella habitación del hotel.

- ¿Está mejor? - preguntó Thomas sentándose en la butaca de enfrente.

Asentí con la cabeza y volví a mirar a la ventana antes de echarle un último vistazo a Victoria.

- No se te va de la cabeza, ¿verdad? - me preguntó con una sonrisa un poco apenada - Ya sabes, Fior...

- Lo único que tengo la cabeza es lo importante que es Vic para mí - lo interrumpí antes de que mencionase su nombre.

Porque así era y Thomas tenía toda la razón, no me podía quitar de la cabeza a aquella chica. Los pocos días que habíamos pasado tiempo juntos me habían bastado para pensar en ella constantemente. Pero eso iba a cambiar, no podía seguir así. Al menos por Victoria.

No me dio tiempo a reaccionar que ya nuestros labios se habían unido.

No es la primera vez que Victoria y yo nos besábamos pero en ese momento, con esas circunstancias y sabiendo lo que sentía ella y lo que sentía yo no podía ser.

Le correspondí al beso un segundo pero me aparté con mucho cuidado. Ella tenía los ojos brillantes y me miraba con tristeza hasta que sus ojos se desviaron al mismo lugar donde yo tenía los míos: Fiorella.

Estaba ahí parada, tras la barra con los ojos abiertos como platos y una expresión de decepción.

- ¡Mierda! Lo siento Fiorella no me habían dicho que Damiano estaba contigo y... - se intentó disculpar Victoria en un tono bastante apurado - No quería hacerte pasar por este momento tan incómodo. No quiero que tengas una imagen que no es - la rubia estaba avergonzada y hablaba rápido.

Fiorella la miró sin decir palabra, seguía sin reaccionar hasta que comenzó a caminar hacia sus cosas y al recogerlas se dirigió a la puerta dónde estábamos nosotros.

- N... no, no te preocupes. Nosotros ya habíamos acabado - dijo con una voz nerviosa. En ningún momento me había mirado - Os dejo tranquilos.

Fingió una sonrisa y salió por la puerta antes de que yo pudiera decir nada. Aunque la realidad era que tampoco tenía qué decir.

- La he cagado, ¿verdad? - Victoria se llevó la mano a la cabeza.

Suspiré y la abracé.

- ¿Por qué has hecho eso, Vic?

- No aguanto más Damiano, de verdad que no - dijo en un hilo de voz mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas - No puedo hacer cómo si no sintiera esto, no puedo hacer como si nada - se sorbió la nariz.

Victoria llevaba enamorada de mí al menos dos años y no era nada que yo ya no supiera. Siempre había sido consciente de sus sentimientos y ella de los míos. La realidad era que durante todo ese tiempo nos habíamos besado muchas veces, nunca habíamos llegado a nada más. Pero era simple atracción entre amigos. El problema empezó cuando yo prefería verla como una casi-hermana y ella como algo más que mejores amigos. Siempre le había dejado claro todo, y ella lo había respetado pero había momentos donde no podía evitar darse un golpe de realidad. Y lo pasaba mal. Y yo también, porque la entendía y no podía vivir sabiendo que una de las personas más importantes para mí estaba sufriendo por mi culpa. 

[ MARLENA ] DAMIANO DAVIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora