capítulo tres.

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Sus ojos estaban cansados, eran casi las dos de la tarde y su turno ya terminaba. Tomó sus cosas y casi escapó de su despacho. Cruzó las calles buscando con su mirada a Louis, adentrándose a aquel olor que lo invadía y abrazaba, el té de limón, frutilla y cardamomo se podía apreciar. Louis apretaba suavemente lo que llevaba en sus manos, mientras miraba el reloj. Sabía que Harry llegaría pronto. Se despidió de su amigo, el cual se encargaba de cerrar al finalizar su turno.


Ambos se chocaron en la entrada. El mayor le regaló una sonrisa mientras que guardaba sus manos en su chaqueta que siempre llevaba consigo. Se dieron una señal de comenzar a caminar, llegando en algunos extensos minutos hacia el apartamento del menor.

Y no, no iba a decirle nada. Conocía a Harry, él sabía que si no lo escuchaba decir algo más que un "hola, lou.", él no insistiría. Así funcionaban, de aquella manera se conocían.


Una vez dentro, Louis avisó que dejaba la comida en la barra de la cocina. Harry sin siquiera decir nada, se acercó a Louis. Lo abrazó por la espalda, llevando su rostro a ésta y sumergirse en el aroma que describía totalmente a Louis como un suave sabor a té. Louis no se inmutó, y no porque no sabía qué hacer, sino que, siempre esperaba algo así. Había imaginado algo así, aunque sea tan mínimo como eso, le gustaba. Era un avance. Lo era para él, y lo estaba siendo para Harry, el cual rogaba de no arrepentirse nunca de ninguna acción.


Louis giró suavemente, se topó con él y llevó sus manos hacia sus mejillas. Delineó sus hoyuelos con delicadeza, buscando conectar con su mirada. El ambiente era pesado para ambos ahora, uno de ellos quería aferrarse como nunca y el otro, no sabía qué estaba haciendo.


"¿Qué es lo que sucede, Hazz?" Preguntó, mientras se apoyaba contra el mármol. La mirada de Harry estaba repleta de lágrimas, su manos se aferraban fuertemente a la tela de la ropa del mayor. Negó, sorbiendo su nariz.


"Aún no lo sé, Lou." Frunció su ceño, desprendiéndose de su propio agarre, haciendo un paso hacia atrás. El mayor tragó duro, dejando sus manos caer a cada lado de su cuerpo. Lo miró sin expresión, se estaba desesperando por hacer algo y Harry estaba desesperadamente lastimándose con sus pensamientos, ninguno de los dos estaban llegando a algo, ni a nada.


"Quizás yo pueda hacer algo, quizás podemos, podemos sentarnos a cenar y me cuentas." Trató de no sonar desesperado, pero sabía que no había funcionado su intento al ver como Harry negaba frenéticamente, llevándose una mano hacia el pecho.


"Ahora no, no Louis, es mejor que te vayas." El menor hizo un corto caminó hacia su habitación, quitándose el abrigo. Se sentía enfermo, sofocado, confundido, y un hijo de puta con todas sus letras.


Quería quitarse la ropa, sacarse el binder y no sentir aquella presión. Él había perdido la noción de saber si el dolor provenía de aquella tela o de un posible ataque de pánico. Levantó su mirada a un Louis preocupado.

"No quiero irme, no me iré. Quiero ayudarte, déjame hacerlo." Su voz podía escucharse como a un ruego, el menor negaba mientras se quitaba la bufanda y el tapado, sentándose en la cama con sus manos cubriendo su propio rostro.


"Tal vez sólo deberías entender que todo lo que haces, me hace sentir un idiota. No puedo controlar la cosas y no soy tan valiente como tú." Escupió, mordiendo su labio fuertemente.

disforia. ➳ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora