VIII.

809 33 8
                                    

+ ¿Puedes esperarme? --oí la voz de Allison y sus pasos apresurados detrás de mí, el viento le había despeinado el moño dejándole la cara de fotógrafa italiana.

+ All, debo alejarme de este capullo. --me quejé, All nunca había estado impaciente con el tema de chicos y no sé porque se comportaba así ahora--

+ Me ha dicho su nombre... ¿No quieres saberlo?

Se rió cruelmente y me giré para ver si se había ido el chico de ojos avellana. Y así era, había desaparecido. Grácias. 

+ No, Allison. No quiero saber nada de él.

+ En el piso lo buscaré en Instagram. -- sonrió como una fanática número uno de un grupo de pop de moda --   ¡Sí, me lo ha dado! Está buenísimo.

+ Haz lo que quieras.

+ Eh... te veo borde.

+ No quería que supiera mi nombre, Allison. --me cabreé y ella lo notó enseguida.

+ Perdón, él estaba interesado contigo.

+ ¿Y qué? Si tuviera que decirles tu nombre a todos los tios que te comen los ojos por la calle...

+ Perdón. --volvió a disculparse mi amiga, ahora parecía más sincera.

+ Anda, vamos a por pizzas. --dije más calmada.

Caminamos hasta el super que estaba delante de nuestro piso porque 1) era el más cerca y 2) era el más barato. Compramos dos pizzas de frankfurt y Allison cogió dos latas de Fanta de limón. Pagamos y subimos hasta nuestro piso para meter las pizzas en el horno. Charlamos durante veinte minutos y luego con fluidez, All sacó las pizzas y las puso en platos. Yo fui a por la Fanta y dos vasos de plástico y encendimos la televisión. Comimos pizza y miramos telebasura hasta que llamaron al timbre. Decidí abrir yo.

+ Hola. --saludo a Chris, con mi último trozo de pizza en la mano, y se lo ofrezco, pero lo rechaza --

+ Ya conoces a mis padres. --dice Chris, acariciándose la barriga-- Me hacen comer como una cerda.

Nos reímos por lo bajo y nuestra risa contagia a Allison que esta al sofá tirada y sin pantalones, tan solo con una sencilla camiseta y unas bragas de Bob Esponja. Chris y yo la imitamos, y nos bajamos los pantalones con tal de quedar en bragas y una ancha camiseta básica. Que cómodo.

+ ¿Que habéys hecho hoy? --pregunta Chris, interesada--

+ Estaba impaciente para qué preguntaras eso. --responde Allison, acercándose a ella y abriendo el móbil-- Te enseñaré unas fotos de un tio que está coladito por Sarah.

Bufé por lo bajo y mientras All le contaba toda su paranoya de "chico misterioso le gusta Sarah y quiere tener una cita con ella" fui a buscar otro trozo de pizza. Iba a ser una noche muuuuuuy larga...

La mañana siguiente decidí por una vez en mi vida hacer algo de deporte. All era la reina del deporte, practicaba footing cada mañana y Chris y yo nos negábamos a acompañarla. Chris iba al gimnasio una vez por semana y yo... yo era camarera en Johns. Me puse un short de chándal azul marino y una camiseta de tirantes a juego con mis bambas Nike. Me intenté hacer un moño lo más bonito que pude pero fallecí en el intento(como en el 99,9% de las veces).

+ Cogeré dos botellas de agua por si acaso. --dijo All haciéndose una cola.

+ Si quieres las llevo. -- le ofrecí.

+ No, grácias.

Me esperé a fuera del piso mientras me ataba los cordones. All tardó más de diez minutos en venir(como de costumbre, inpuntual) y empezamos corriendo a ritmo lento, pero el ritmo lento fue accelerando y acabámos en ritmo atleta profesional de los juegos olímpicos U.S.A, madre mía Allison, cálmate un poco.

+ Ve tirando, estaré detrás andando.

Me rendí, eso era lo máximo que pude aguantar. Ella se giró y me dijo que sí con la cabeza, y siguió corriendo. No sé como podía aguantar todo eso. Y sin pararse. Estube andando diez minutos y ella seguía corriendo, cada vez la veía más lejos. Estábamos ya en el centro de la ciudad y temía perderla de vista.

- ¿Que haces aquí tan sola, nena?

Una voz me desconcentró por completo. Me giré y lo ví. Esto que me estaba pasando no era normal. Estaba justamente al medio de L.A. sola, en la carretera más poblada, contemplando no sé qué. Era raro, no le quitaba la razón. Pero había distintas maneras de acercarte a decírmelo. No susurrarlo por detrás con voz de sensual psicópata.

+ Ignorando a imbéciles como tú.

Se rió con su típica risa de chico que lo tiene todo controlado, y dijo:

- Madre mía... tan borde como siempre.

Me dispuse a mirarlo y lo ví con una chica muy mona de mi misma edad, con una trenza del lado que le llegaba un poco encima de la cintura. Mi pelo no era ni una milésima de bonito que el suyo. De repente, una sensación de verguenza me invadió.

- Esta es Sarah Brooks, Cassie.

Y por el colmo, tenía el nombre más bonito del mundo.

- Una amiga.

+ Nunca me has hablado de ella. --me miró de arriba a abajo -- ¿Que haces por aquí? ¿Tan sola? Estamos en el centro de Los Ángeles, nena. Pueden violarte en cualquier momento.

Odiaba las pijas superficiales, pero odiaba más a las pijas superficiales que se llamaban Cassie y llevaban una trenza de lado y te miraban con desprecio y hablaban como retrasadas.

- Tranquilízate, Cassie. Hace un día que nos conocemos. No me ha dado la oportunidad de conocerla... mejor. --me miró con deseo-- ¿Verdad,nena?

Cassie cogió por el brazo a el chico de ojos avellanas y casi chilló:

+ Vámonos, porfavor.

- Ve en Haim's, allí nos esperan Cody y Blair, vengo en dos minutos. -- casi la obligó.

La morena bien peinada se alejó y me quedé mirando sus tacones de chica consentida con padres ricos. "Camina como Bambie" pensé. Me cruzé de brazos mirando hacia otra parte. Donde sea menos esos ojos.

- No te has llevado muy bien con Cassie. --pasó una mano por mi cuello hasta mi hombro provocando un escalofrío en mi espalda y me cambié de postura con tal de alejarme de él--

 + ¿Hay alguien que pueda llevarse bien con esa zorra? --me reí irónica-- Lo dudo.

- Qué mala eres con todo el mundo. --me dió un leve empujón y no pude evitar sonreír--

+ Para. --me quejé-- 

Empezé a andar intentando alejarme. 

- ¡Nos vemos mañana!

Me giré y el ojos avellana estaba cruzando la carretera y me miraba con esos ojos deseables. Una sonrisa se extendió por su rostro y pensé que debería ser ilegal sonreír a alguien de esa manera.

El norte, el sur, y la brújula ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora