LOS TRES TIPOS DE RITUAL SATÁNICO

22 2 0
                                    

Hay tres tipos de ceremonias incorporados en la práctica de la Magia
Satánica: Cada uno corresponde a una emoción humana básica. Al primero de
éstos lo llamaremos ritual de sexo.
Un ritual de sexo es lo que se conoce comúnmente como «hechizo de amor».
El propósito al realizar tal ritual es el de crear un deseo de parte de la
persona a quien deseas, o invocar un compañero sexual para satisfacer tus
deseos. Si no tienes en mente una persona específica o un tipo de persona
como para causar un estímulo sexual lo suficientemente intenso de manera
que culmine con un orgasmo, no tendrás éxito en tu ritual. La razón para esto
es que si, por accidente, el ritual tiene éxito, ¿de qué ha de servirte si, debido
a la falta de estímulo o deseo, no puedes tomar ventaja de dicha oportunidad?
Por los motivos anteriores, es muy fácil confundir un encantamiento, con
lanzar un conjuro para satisfacer tus deseos sexuales.
El encantar para auto-engrandecerse, cuando va acompañado de magia
ceremonial, puede ir tanto en la categoría de ritual de compasión, como en la
de destrucción, o posiblemente ambas. Si quieres o necesitas algo hasta el
punto de sentir tristeza o angustia sin ello, y puede obtenerse mediante el uso
del glamour y el encanto, sin hacerle daño a alguien más, entonces puede
incorporarse a un ritual de compasión para incrementar tu poder. Si deseas
encantar tenderle una trampa a una víctima propicia, para tus propios
propósitos, lo adecuado es un ritual de destrucción. Estas fórmulas han de
tenerse en cuenta, ya que el aplicar el tipo de ritual equivocado a un
resultado deseado, puede llevarte a problemas muy complicados.
Un buen ejemplo de esto es la chica que se ve asediada por un pretendiente
demasiado insistente. Si ha hecho bien poco para alentarlo, lo que puede
hacer es reconocerlo como el vampiro psíquico que es, y dejarle seguir
interpretando su papel masoquista. Sin embargo, si ella lo ha encantado
frívolamente, alentándole de todas las formas posibles, y se da cuenta que, muy a su pesar, se ve como su objeto de deseo sexual, no puede culpar a
nadie más excepto a ella misma. Tales ejercicios sirven para levantar el ego,
nacidos de una formación que niega el yo, que hace de estos «embrujos» algo
necesario. El Satanista tiene la fuerza suficiente para utilizar los
encantamientos para su propia gratificación sexual, o para ganar poder o
éxito de naturaleza específica.
El segundo tipo de ritual es de naturaleza compasiva. El ritual de compasión,
o «sentimental», se realiza con el propósito de ayudar a otros, o de ayudarse a
uno mismo. Salud, felicidad en el hogar, negocios, éxito material y destreza
en los estudios, son unos cuantos ejemplos de las situaciones que puede
abarcar un ritual de compasión. Puede decirse que esta forma de ceremonia
podría clasificarse como caridad genuina, teniendo en mente que «la caridad
comienza en casa». La tercera fuerza motivacional es la de destrucción. Esta es una ceremonia
utilizada para exteriorizar rabia, molestia, desdén, desprecio, o bien odio
puro. También es conocido como hechizo, maldición, o agente destructor.
Una de las falacias más grandes sobre la práctica de la magia ritual, es la
noción de que uno debe creer en los poderes de la magia para poder ser
herido o destruido por ellos. Nada podría estar más lejos de la verdad, ya que
las víctimas más receptivas siempre han sido los que más se mofan de ella. La
razón es terriblemente sencilla. Un miembro de una tribu, no civilizado, es el
primero en acudir al médico brujo o chamán más cercano cuando siente que
va a ser atacado por un enemigo. La amenaza y la presencia del daño es
consciente en él, y la creencia en el poder de la maldición es tan fuerte que
tomará cualquier precaución contra ella. De esta manera, por medio de la
aplicación de magia simpática, contrarrestará cualquier hechizo que se le
atraviese. El hombre cuida sus pasos, y no corre ningún riesgo.
Por otra parte, es el hombre «emancipado» o «ilustrado» para quien no hay
lugar en su vida para tales «supersticiones», relegando a su inconsciente el
miedo a la maldición, nutriéndola de manera que se convierta en una fuerza
fenomenalmente destructiva que se multiplicará con cada desgracia que
tenga el sujeto. Obviamente, está de más decir que con cada retroceso o paso
en falso que tenga, el no-creyente negará automáticamente cualquier relación
con el conjuro, especialmente a sí mismo. Esta negación enfática consciente
del potencial del conjuro es el mismo ingrediente que posibilitará su éxito,
haciendo que el sujeto sea cada vez más proclive a tener accidentes. Muchas
veces, la victima negará que su destino tenga cualquier influencia mágica,
aún en el momento de expirar, —aunque el mago se halle completamente
satisfecho, siempre y cuando obtenga el resultado deseado. Debe tenerse en
cuenta que no importa si alguien le da o no importancia a tu «trabajo»,
siempre y cuando los resultados estén acordes con tu voluntad. Siempre
existirá el super-lógico que explicará la conexión que hay entre la magia ritual
y el resultado final como una «coincidencia».
Tanto si la magia se practica con propósitos constructivos o destructivos, el
éxito de la operación depende de la receptividad de la persona que va a
recibir la bendición o maldición, cualquiera que sea el caso. En el caso de un
ritual de sexo o de compasión, resulta de gran ayuda si el recipiente tiene fe y
cree en la magia, pero la victima de un hechizo o maldición es mucho más
proclive a ser destruido ¡si NO cree en ella! Mientras el hombre conozca el
significado del miedo, necesitará de medios y formas para defenderse. Nadie
lo sabe todo, y mientras exista la capacidad de asombro, habrá fuerzas
potencialmente peligrosas. Es éste miedo a lo desconocido, y la fascinación
por lo desconocido, el que impulsa al hombre de lógica a elaborar sus
explicaciones.
Obviamente, el hombre de ciencia está motivado a descubrir con sus propios
sentidos y su capacidad de asombro. Y sin embargo, qué triste que éste
hombre que se considera a sí mismo «de lógica» suele ser el último en
reconocer la esencia de la magia ritual. Si la fe y el fervor religiosos pueden
hacer que aparezcan heridas sangrantes en el cuerpo, a semejanza de las que
se supone fueron inflingidas a Cristo, se les llama «estigmas». Estas heridas
aparecen como resultado de la compasión llevada a un extremo emocionalmente violento. ¿Por qué, entonces, hay dudas sobre los extremos
destructivos que pueden lograr el miedo y el terror? Los llamados «demonios»
tienen el poder de destruir, y hacer daño en la piel, teóricamente, tanto como
un puñado de clavos, desde hace tiempo oxidados, pueden crear un extático
derrame de sangre en una persona que está convencida de que está clavada a
la cruz del Calvario.
Por ende, nunca intentes convencer al escéptico sobre quién planeas lanzar
una maldición. Deja que se burle. El enseñarle, disminuiría tus posibilidades
de éxito. Escucha con complacencia mientras se ríe de tu magia, sabiendo que
sus días están llenos de amargura. Si es lo suficientemente despreciable, ¡por
Satán que hasta puede morirse —riéndose aún!
UNAS PALABRAS DE ADVERTENCIA A QUIENES PRACTICASEN ESTAS
ARTES
Respecto al Ritual de Deseo
Aprovéchate lo más que puedas de los hechizos y conjuros que den resultado;
si eres un hombre, inserta en ella tu miembro erecto con deleite lascivo; si
eres una mujer, abre tus piernas con ardiente anticipación
Respecto al Ritual de Compasión
Asegúrate que no te arrepentirás de la ayuda que vas a brindarle a otros, si el
beneficio que han de recibir pone un obstáculo en tu camino. Sé agradecido
con las cosas que te llegan como producto de la magia
Respecto al Ritual de Destrucción
Asegúrate que NO te importa si tu víctima sigue viviendo, o muere, antes de
lanzar la maldición, y una vez hayas causado su destrucción, alégrate, en
lugar de sentir remordimiento alguno
OBSERVA ESTAS REGLAS —DE LO CONTRARIO, LO QUE DESEAS
TERMINARÁ DAÑÁNDOTE, EN LUGAR DE AYUDARTE

biblia satanicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora