-EL LIBRO DE LEVIATÁN-

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EL MAR RUGIENTE
(AGUA)

A pesar de todas las protestas, el alcanzar un alto grado de éxtasis emocional
o de arrebatos horrorosos de angustia, puede obtenerse a través de la
comunicación verbal. Si la ceremonia mágica requiere que emplees toda tu
conciencia sensorial, entonces deben invocarse los sonidos y palabras
apropiadas.
Es muy cierto que «las acciones dicen más que las palabras», pero las
palabras se convierten en monumentos para los pensamientos.
Tal vez el legado más notable en los conjuros mágicos impresos del pasado es
la falta de emoción desarrollada al recitarlos. Un viejo hechicero, conocido del
autor, mientras realizaba un conjuro hecho por él mismo, de gran importancia
personal a la luz de sus deseos mágicos, se quedó corto de palabras
momentos antes que su ritual terminara con éxito. Consciente de la necesidad
de seguir generando una respuesta emocional, rápidamente se aferró de las
primeras palabras emotivas que se le vinieron a la mente —¡unos cuantos
versos de un poema de Rudyard Kipling! ¡De esta manera con esta explosión
final de gloria y adrenalina, fue capaz de finalizar un ritual efectivo!
Las invocaciones que siguen a continuación están diseñadas para servir como
proclamaciones de certeza, no como suplicas desesperadas. Por esta razón
están vacías de caridad y temor. Leviatán, el gran dragón del abismo de las
aguas ruge en el mar de ira, y estas invocaciones son sus tribunales.

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