Capítulo 4

14 1 0
                                    



Sebastian
Me levanto temprano... mas temprano de lo normal, no pude dormir en toda la noche.
No es como si fuera la primera vez que he tratado así a alguien, pero no me había sentido mal, es mas hasta me olvidaba de la existencia de esa persona, pero al igual que con muchas otras cosas con ella es diferente, tal vez debería pedirle perdón ¿pero qué porquerías piensas Sebas? No, de ningún modo.

Aprovecho que tengo tiempo de sobra me alisto lentamente. Al salir de mi habitación para ir a desayunar me doy cuenta de que la rara a un no se levanta interesante podría torturarla un poco para despertarla tocarle alguna parte descubierta con mis frías manos, entro a su cuarto y me doy cuenta de que lo que tenía planeado no funcionara ya que esta toda cubierta de pies a cabeza ¿Cómo es que no se ahoga?

—Oye rara.

—¿Mhh?

—Ya es tarde despiértate.

—No quiero.

—Vamos a llegar tarde.

—No sé.

—Oye.

—Más al rato.

—Oye.

—Mhh.

—Te vas a atrasar.

—No.

—Turquesa.

—Aun no.

—Apura.

—¿Qué hora es? — parece estar despierta.

—Las siete y veinte.

—¿Y por qué me despiertas?

—Tienes que ir al colegio.

¿Qué podría decir que le haga levantarse rápido? —Si no te levantas me quito la ropa para hacerte compañía y no exactamente para dormir—Lentamente se descubre la cara y contrario a lo que esperaba se ve simpática y tierna, su cabello esponjado, sus ojos un poco hinchados y rojos rodeados de largas pestañas , sus mejillas y su nariz con un leve tono rosa y... sus labios se ven muy... subes y besables.—No, no, no que ni se te ocurra volverte a dormir —digo mientras la veo acurrucarse, le quito su cobija.

—Dame... hace frio.

—Ya es tarde mujer levántate.

—Cinco minutos más —mis ojos recorren su cuerpo cubierto por miniaturas de tela; shorts bastante pequeños y una blusa de tiras que no deja nada a la imaginación.

—¿Por qué me ves así? —me pregunta

—¿por que crees? ya levántate.

—No quiero.

—Bueno entonces, no tengo inconveniente en quedarme aquí y hacerte alguna de las muchas cosas que se me ocurren al verte así.

Ahora es ella la que me queda viendo de una forma extraña.

—¿Qué esperas? vete a cambiar.

—Sal de aquí.

—¿Por?

—Para cambiarme pues idiota.

—¿Qué problema tienes? ya te he visto desnuda.

—... Ash te odio —dice y luego se va a al baño.

Turquesa.

Entro al baño sierro la puerta y me recuesto sobre ella para respirar y así poder procesar todo lo que acaba de pasar.

SEBASTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora