Capítulo 6

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"De elfinas insoportables y dragones idiotas"

Anne

La sonrisa inocente se extiende por mi rostro cuando soy atrapada robando comida en la cocina.

Utilizo mi arma más confiable.

—Es para Candara. Mi pobre hada tiene un hambre terrible. Dijo que sólo tenía antojos de galletas de jengibre.

Marilla, con sus manos en la cintura y su mirada dura, suspira. Esa mujer severa me tiene cariño. Aunque lo niegue y sea un maldito iceberg.

—¿Por qué no puedes pedirlas correctamente? No tienes que venir a la cocina a robar, Anne —reprocha, suspirando. Me quita el bol medio vacío para comenzar a echar un poquito más de galletas.

Ummm, amo las galletas de jengibre.

—La reina ya comenzó los preparativos —habla ella, alzando una ceja—. ¿Qué puesto te dieron?

Suelto un bufido.

—No me dieron ninguno. Tía Muriel dice que ya debo comenzar a comportarme como princesa así que debo estar junto a ella en el Festival de Primavera. Lo que significa que tendré que estar fingiendo que estoy muy contenta de estar ahí sentada con el culo adolorido y ganas de ir a bailar con los otros elfos.

—Vocabulario, señorita, por amor a los dioses —vuelve a regañarme, a lo que bajo la cabeza como perrito regañado—. Si la reina considera que ya es tiempo de estar a su lado como heredera del trono, es porque considera que ya estás lista. Por lo tanto, deberías sentirte orgullosa y muy... ¡ANNE, NO TE DUERMAS!

Abrí los ojos de golpe por el grito. Perdón, me dio sueño en "considera".

—Lo siento, lo siento —farfullé—. Es que yo quería estar en el festival, pero no con tía Muriel. Es aburridísimo estar ahí, sentada todo el tiempo y sufriendo en silencio por todas las reglas de conducta de una princesa. Si hubiera obtenido un puesto de guardia como los años anteriores, hubiera sido mejor. 

—Bueno, deja de quejarte y llévale las galletas a Candara —dice, devolviéndome el bol lleno de sabrosas galletitas—. Y, por última vez, no vuelvas a hurtar comida, solo tienes que pedirla.

—¡Claro!

Con mis provisiones en mano, voy corriendo a la habitación. Hoy tengo ganas de meterme al territorio humano. Probablemente me vuelvan a castigar, pero hay que vivir la vida al máximo. 

Ademáaas, no voy por nada.

El mago que la otra vez visité con el humano malagradecido es bastante confiable, así que quiero pedirle un par de pócimas y que revise una de mis flechas que últimamente no ha estado funcionando muy bien.

No quiero tener que decirle a papá que una de las flechas está mala, porque se pondrá paraonico y me cambiará todo, incluido el arco, cosa que no quiero que haga.

Diana me sonríe, mientras me abre la puerta y le doy un golpecito en el hombro.

—Si papá pregunta, estoy durmiendo.

—No diré nada por respeto a nuestra amistad, pero si llegas con un mísero rasguño, puedes olvidar que volverás a salir sola, Anne.

—¡Claro, alma gemela, te amo!

Y con eso, cierro la puerta de mi habitación, escuchando la risita por parte de mi mejor amiga. 

Guardo las galletitas en una pequeña bolsita que luego meto dentro de mi bolsillo. Cruzo el carcaj por mi pecho y tomo el arco para después abrir la ventana de mi habitación y lanzarme en una caída libre de veinte metros hacia abajo.

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2021 ⏰

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