•Capítulo 12• La llamada

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Se escabulló entre la gente, varios grupos de personas que acudían a sus trabajos y algunos alumnos de la academia, buscando burlar la vigilancia de UA. Podría volar, pero tenía restringido usar sus poderes aún más que la gente normal.

Su cabello ya había comenzado a recuperar color, sin embargo, no estaba del todo recuperada. La decían que descansara, o trataban de entretenerla de alguna manera, pero ya no aguantaba más.

Izuku se había ido hacía días, y en el fondo, sentía que debía ayudarle. No acudir a él, a la batalla, quitarle el peso de encima... sino que debía ayudarle de otra manera. No entendía cual, y en realidad, no era su mayor preocupación. 

Sus pensamientos rondaban a la familia Tododoki, a su barrio, a su futuro y a la inmensa cantidad de villanos que habitaban las calles.

Ella se sentía encerrada y notaba que Kohaku tampoco aguantaría mucho más allí dentro. Se esforzaba por parecer maduro e indiferente, pero no llegaba a los ocho años siquiera y necesitaba un descanso. Ambos lo necesitaban.

Se encontraron un par de calles más abajo, lejos de la marea de gente en la que se colaron, y se sonrieron. Llevaban ropas abrigadas y cómodas, como cualquier otro civil. Porque después de mucho tiempo, ambos estaban viviendo como civiles normales. Nada de entrenamientos, expectativas demasiado altas, futuras metas heróicas, ni de habilidades.

No habían estado mal, la familia Todoroki, en especial Yakedo, se aseguró de hacerlos sentir cómodos y de obviar temas que era claro que todos querían tocar. Shiro y Kaminari habían buscado ratos libres para acompañarles, incluso para cuidar de Kohaku sin que ella debiera estar pendiente continuamente. Todos sus compañeros la seguían acogiendo como una más, sin decir nada sobre el hecho de que, técnicamente, ya no era una compañera más de la clase A. Tampoco nadie de otras clases la había tratado distinto, y los profesores la dejaban ir con sus ex-compañeros por las instalaciones de la UA.

Porque, en realidad, era una expulsión temporal y Nezu todavía podía levantarla cuando quisiera. Volvería, tarde o temprano.

A Kohaku en realidad le gustaba más ser uno más, que ella fuera una civil más, a que fuera heroína y arriesgara su vida. Había conocido a Kota, con quién inmediatamente inició una amistad, y con quién a veces había hablado de eso, sin concluir nada em realidad. Lo comprendía, entendía que quería salvar y ayudar a los demás, y estaba hecha para eso... pero tenía dudas. Después de todo, ese sueño de ser heroína iba destinado a alguien más, y temía que ella acabara haciéndose incluso más daño que Dabi.

Dabi era un tema que no tocaban. Nadie lo tocaba.

Siendo civil tenía mucho tiempo libre, así que siempre encontraba un hueco para Shoto. Él estaba encantado, por supuesto, pero también era cierto que él también era quién más la restringía y vigilaba que no hiciera uso de su poder.

Incluso cuestionó si fue buena idea crear esa muñeca, pero cuando ella le relataba los sueños que tenía sobre esa otra realidad donde estuvo, él quedaba fascinado. Ni Kohaku sabía sobre esa conexión, y aunque sospechaba que era por algún retazo de poder que quedara influyendo en ella, le agradaba que su pesadilla se convirtiera en una buena historia de aventuras.

Pero, nunca la hubiera permitido salir sin más de UA.

¿Vamos o no? —apartó sus pensamientos al escuchar a Kohaku, impaciente a su lado.

—Sí, vamos, tranquilo.

Tomó de la mano al pequeño para comenzar a caminar en dirección a un parque cercano, donde él pudiera jugar sin la angustiosa sensación de estar atrapados y vigilados por la UA.

Estar contigo [Todorokixlectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora