•Capítulo 8• Autoinvitación a la batalla

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Narrador omnisciente:

La joven llegó a la dirección que la mandaron junto al pequeño. No comprendía bien qué debía hacer o por qué debía estar haciendo algún encargo de Hawks que siquiera recordaba por sus vagas explicaciones en una agencia bastante alejada.

Siendo realista, todo le parecía un poco extraño últimamente, se notaba el ambiente tenso y presentía que algo horrible se avecinaba. Algo muy horrible. Sin embargo, debía actuar con seguridad e ignorar esos presentimientos, ya que no podía hacer nada por arreglarlo.

Aún así, la sensación que tenía no era la misma. Algo no iba bien, o más bien, ella se estaba metiendo en donde no debía. Kohaku no quiso abandonarla a pesar de que ella le confesó que sentía algo raro, así que siguió con el vago recado.

—No esperaba verte por aquí, ¿qué tal (T/N)-chan? —cuestionó Shinso acercándose a ella.

Verle allí captó su total atención, y entre la confianza que sentía hacia él y la sensación de su instinto de que no era buena idea decidió no sospechar.

—Vaya, tampoco esperaba encontrarte. Vine por un recado de Hawks. —sonrió con calma acercándose a él.

—Ven, yo también tengo algo que hacer aquí.

Entraron juntos en el lugar, cuya entrada estaba aparentemente desierta. La joven miró a su alrededor sin comprender, sintiendo el apretón que dio Kohaku a su agarre. También estaba sospechando algo.

Qué vacío está todo...

—Sí, eso parece. ¿Te dijo algo Hawks de esto? —cuestionó mirando desinteresadamente a su alrededor.

—No, no me dijo nada, quizás-

En ese instante se percató de lo que ocurría, sin embargo era demasiado tarde. Su consciencia se apagó, había caído bajo el quirk de Shinso.

Kohaku, al darse cuenta frunció el ceño listo a atacarlo para que la dejara en paz, sin embargo no pudo.

—Toma al niño y acompañanos.

Shinso comenzó a caminar sin más, seguido de ella que llevaba en sus brazos al pequeño de hebras cián, que trataba de resistirse. No entendía nada, pero no permitiría que le hicieran daño, debía encontrar una manera de devolverla a la realidad.

Por desgracia, no encontró ninguna antes de darse cuenta de lo que realmente ocurría y pretendían hacer. A pesar de que los separaron no estaba seguro de qué pensar.

¿Debía resistirse y tratar de salir junto a ella o dejarlo estar y quedarse protegidos?

Daba igual, estaba seguro de que ella trataría de huir. Quizás lo mejor fuera estar quieto y aguantar hasta el último momento para decidir. Aunque si tenía claro una cosa era que no pensaba separarse de ella. Si se desataba una guerra lo mínimo era asegurarse de que no le ocurriera nada a ella, debía aprovechar su habilidad de ser inmune a casi todo.

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