CAPÍTULO NUEVE

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Eider.

Jueves, 20:30 p. m.

Siento el charco de sangre en mi muslo derecho, en mi brazo y en la frente.

Tengo un dolor intenso en mi cabeza, mis manos tiemblan y me siento totalmente desorientada.

Trato de incorporarme un poco, para poder ver a mi acompañante, pero lo que veo me asusta.

Tiene la camisa cubierta de sangre en el abdomen, un vidrio clavado en el muslo derecho y lo peor es que no reacciona.

Con mi brazo bueno, intento zarandearlo con temor, mientras las lágrimas salen solas de mí — Isandro... — lo zarandeo más fuerte — ¡Isandro! — siento un dolor intenso en mi muslo herido, pero lo ignoro - ¡Isandro, por favor despierta! no me dejes...

Trato de buscar mi celular, pero en esta posición en la que está el auto, no me deja movilizarme con facilidad, así que decido mejor tratar de buscar el celular de Isandro que debe de estar en su bolsillo izquierdo del pantalón.

—Solo tengo que estirarme un poco y ya — me susurro a mí misma.

Trato de sujetarme con mi mano derecha con cuidado, para poder estirarme, pero resbalo por la sangre que yace ahí, golpeándome el muslo que tiene el vidrio enterrado, sintiendo un dolor inmenso que llega a mi cabeza, zumbándome los oídos y borrándome la vista...

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Un día antes del accidente.
Miércoles, 23:10 p. m.

—¿Cómo estuvo tu salida al teatro?

Mi madre, acompañada de Judith, fueron a un teatro, para recordar sus momentos de juventud, algo que en parte me hace feliz, porque su alrededor se nota más iluminado, sonríe más y no se queda encerrada en su habitación o solo escuchando música.

—Nos fue de maravilla, pude disfrutar muy bien de todo lo que dieron en el lugar.

—Eso me alegra bastante — le doy un beso en la mejilla — me iré a bañar para dormirme.

—Está bien, te amo mi princesa.

Me dirijo al baño, me quito la ropa mientras espero que la bañera se llene del agua tibia que puse. Empiezo a tocarme el abdomen mientras me veo en el espejo completo del baño, poniéndome de lado para observarme.

Siento que no estoy progresando para nada en mi objetivo de adelgazar. Me veo igual de gorda, entonces, ¿estoy haciendo las cosas mal? ¿debo dejar de comer aún más? si es necesario eso, lo haré, porque necesito que los demás me acepten en vez de criticarme y rechazarme.

Cierro la llave de la bañera, comprobando que el agua esté a una buena temperatura y efectivamente lo está, así que me adentro con cuidado, sintiendo la delicadeza del agua en mi cuerpo, algo que me relaja mucho.

Hoy fue el funeral de Tyler finalmente, pero no me sentí con las agallas de asistir, porque al fin y al cabo, no éramos muy cercanos. Me enteré que encontraron a su madre muerta, algo que me entristeció mucho y seguro por ese motivo decidió suicidarse.


Empecé a enjabonar mi cuerpo con el estropajo; primero el cuello, los hombros, los brazos y luego los pechos. Algo de lo que no me puedo quejar tanto es de mis senos, ya que son medianos, redondos y un poco levantados, al menos me gustan, aunque claro, eso no quiere decir que critique a quienes las tienen diferentes, solo me gusta esa forma en mí.

Secreto Destructivo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora