Abro mis ojos con pesadez, oyendo el sonido del despertador.«Que cansancio.»
Desactivo mi alarma, levantándome de mi cama lentamente. Son las 6:30 de la mañana, la hora más estupenda para quedarse en la cama durmiendo; pero, hay un deber que se llama escuela.
Ignorando mis pensamientos de recién levantada, me dispongo a ir al baño y quitarme rápidamente el semblante de zombie que ahora mismo tengo en mi rostro.
Me pongo un pantalón jean oscuro, unos converse negros y un abrigo un poco ancho de color negro también. No quiero que se fijen en mi cuerpo, y además, dicen que el color negro te hace ver más delgada, espero y funcione en mí. Para terminar de alistarme, me peino con cuidado el cabello; me gusta tenerlos un poco más arriba de mis hombros, ni largo ni tan corto, creo que me sienta bien.
Entro a la habitación de mi madre para ver si está todo bien. Se ve tan hermosa durmiendo, me duele que tenga que sufrir tanto, no se lo merece. A veces me planteo qué sucederá conmigo si ella muriera, y la verdad no me veo siendo feliz nunca, si ella se me va, mi corazón se irá junto a ella. Mi vida se destruiría.
Con esos pensamientos amargos me dispongo a salir de mi casa. No siento la necesidad de desayunar, eso sería peor para el objetivo que tengo, y no voy a dejarme llevar de lo que diga mi estómago.
****
Al final de las clases he quedado con Cecile para dar unas vueltas por el parque. Tengo quince minutos esperándola, me dijo que iba a hacer algo breve, pero no es tan breve que digamos.
—Eider, pensaba que me habías dejado — se acerca hablándome un poco desanimada.
—¿Qué tienes?
—Nada en especial. Vamos al parque — me sonríe.
Nos vamos rumbo al parque mientras hablamos de muchas cosas sobre nuestra infancia. Después de la mini discusión que tuvimos hace unos días en el comedor, ella se acercó a mí y empezamos a hablarnos de nuevo, no obstante, en ningún momento se disculpó conmigo, dándome más razones para estar a dieta y confirmarme que estoy gorda.
—Me encanta venir a este parque. Aquí tú, mi hermano y yo jugábamos tanto, mientras que Eli se mantenía observando el paisaje. Que bellos tiempos — se queda mirando alrededor con cara risueña.
—Me acuerdo bastante. Tus padres nunca quisieron acompañarnos, y nos dejaban a los tres en manos de mi consentida — me rio recordando esas escenas.
Suspira — los buenos momentos así nunca vuelven — la noto cómo baja su cabeza, pensativa.
Cecile es el ejemplo perfecto de un cuerpo perfecto y despampanante. Tiene unas curvas envidiables; su cabello rubio y largo, y sus ojos verde claro, le dan el toque final a lo que la describe como una mujer hermosa. En fin, totalmente una modelo.
Después de haber pasado algunas horas en el parque, decidimos volver a nuestros hogares. Cuando llegué a la casa, mi mamá me hizo cientos de preguntas regañándome que dónde estaba, con quién, y que no vuelva a regresar tan tarde sin su permiso. Yo la entiendo, ya que soy la única luz de sus ojos, como también ella lo es para mí.
Una semana después
—¿No piensas comer? — dice Cecile frunciendo el ceño.
—Que ironía, primero me decías que no comiera mucho para no estar gorda, y ahora me dices si no pienso comer.
Ella alza las manos — oye, Confundes las cosas, nunca dije que estás gorda, dije que si seguías así podrías estarlo, pero estás en buena forma. No hay nada de qué preocuparse, así que come.
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Secreto Destructivo ©
Teen FictionSecreto: definición de lo que no quieres que nadie sepa. Algo que puede ser tan destructivo o favorecedor para ti. Eider Jones no es la excepción. Para ella su secreto es la solución a su problema mayor, es su salvación, es lo único que acabará con...