Capítulo 1: La playera

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𝙼𝚢 𝚛𝚘𝚌𝚔𝚜𝚝𝚊𝚛 𝚕𝚘𝚟𝚎𝚛.



Vera
Tal vez eran sus tatuajes, tal vez era su cabello largo, tal vez su hermoso rostro... o tal vez era la manera en que me veía lo que me hacía sentir especial, querida por fin, lo que me hizo caer en sus encantos para que después pasara aquello y me dejara como me dejó...

Toda mi vida había sido la protagonista de «foolish one» hasta que llegó él y me hizo creer que ésta vez sería diferente.

Al parecer, la historia siempre se repite.

Ahora me encuentro tomando terapia (de nuevo), por insistencia de mi madre. Ya casi cumplo un año desde lo del suceso, pero, honestamente, no creo que me esté sirviendo de mucho.

No sé por qué mi psicóloga tiene todo blanco, es decir, hubiera bastado sólo con el consultorio pintado de ese color, pero no, hace que parezca que estoy en un manicomio. Incluso la pintura abstracta que estoy mirando ahora tiene el fondo blanco con sólo unas tenues líneas negras, y por decir tenues, me refiero a casi imperceptibles.

Justo ahora, me siento como la canción Red.

No hago otra cosa mejor que comenzar a rememorar todo.

Todo comenzó gracias a una estúpida playera...

Me encuentro en la ducha, mi canción favorita se reproduce y la canto a todo pulmón. Hoy planeo tardarme horas, relajarme y ver una película después.

Después de cierto tiempo, una llamada entrante interrumpe mi momento más íntimo. Lo dejo sonar un par de veces, pero persiste, no quiero que nada ni nadie interrumpa mi tiempo conmigo misma. Me coloco la bata y salgo de la ducha, aún con shampoo en la cabeza. Es mi mejor amiga, qué sorpresa.

Me seco las manos con la toalla y atiendo. «Qué impertinencia».

—Violeta, ¿Cuál es la emergencia?

—Te marqué unas mil veces. —Comienza a reprenderme.

—Lo sé. —Contesto con simpleza, mientras me miro al espejo para comenzar a ponerme un bálsamo hidratante para labios.

— ¿Y por qué no atiendes?

—Evidentemente estaba haciendo algo importante.

— ¿Qué podría ser mas importante que tu mejor amiga?

—Yo. —Contesto egocéntricamente.

Suelta una risita y luego se detiene.

—Vera, ¿podrías por favor dejar tu lado egoísta y pensar en tu mejor amiga desde los once por un momento? 

Me lamento para mis adentros. Está utilizando el chantaje como su método infalible de resolución.

— ¿Qué necesitas? —Resoplo y sabe que no voy a negarme a ninguna de sus plegarias, porque por más fastidiosa que sea, haría cualquier cosa por ella.

—Bueno, ¿recuerdas que cada año mi mamá nos sorprende a mí y a mis hermanos con un viaje  inesperado?

Cómo olvidarlo... la mañana siguiente de una de nuestras famosas pijamadas, decidió raptarme junto con su familia para pasar un fin de semana en las Maldivas. Resulta que a su madre se le había ocurrido hacer un viaje de último momento y generosamente me invitó a mí, sólo porque pasé la noche en su casa. Cuando discutes con una mujer de esa familia, no hay cómo decir que no. Tienen el don de la persuasión. Además, era un increíble plan para olvidar a Ethan. Recuerdo que Luka tenía una infección en la garganta y no pudo asistir. A mi madre le pedí permiso y accedió sin rechistar, dijo que era un gesto muy generoso por parte de las Montero y que había que recompensarlo.

My Rockstar Lover [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora