Capítulo 29: La pitonisa

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Vera.

— ¡No puedo creerlo, mamá! Ahora también lo ayudas. Creí que te caía mal.

—Me contó todo lo que pasó. Además... No es tan malo como pensaba, ya sabes, eso de los tatuajes. No están tan mal después de todo, sabes lo que dicen No hay que juzgar un libro por su portada.

¿Desde cuándo piensas así?

Bueno, he estado analizando mi comportamiento, y he llegado a la conclusión de que no es bueno para una persona educada juzgar a los demás, ni siquiera porque parezcan pizarrón.

— ¿Dónde está mi media hermana? —Le pregunto evadiendo el tema, casi siempre está en brazos.

—No la llames así, es tu hermana...

—Pero de otro padre. Y hasta donde sé, se les llama medios hermanos.

—Sabes... Tu papá tenía tatuajes cuando nos conocimos. —Vuelve al tema de los tatuajes.

—Lo sé. Lo recuerdo. Ahora, podrías decirme por favor, ¿por qué decidiste ayudar a mi ex novio?

Mueve la cabeza hacia arriba, como tratando de buscar algo.

—Ay, mira, qué tarde es...

— ¡Mamá!

—Bien, te lo diré.

—Por favor —Hago un ademán con la mano para que continúe.

—Estabas tan deprimida que pensé que a lo mejor verlo a él te alegraría, pensé que tal vez, podrían limar sus asperezas. Que después de decirte lo de la boda de conveniencia, lo perdonarías, ya que lo otro no fue su culpa.

—Ma, no es sólo la boda de conveniencia, es el cómo me trató. Me traicionó, me hizo sentir como basura, no esperarás que lo perdone así de fácil, que corra a sus brazos sólo porque ideó todo un plan para buscarme. No es así de simple.

—El tiempo lo cura todo, zita.

—Ya no me digas así, ese nombre le pertenece a mi hermana.

—Bien, es el nombre de tu hermana, pero no quita el hecho de que sigas siendo mi zita, ambas lo son, además, es un adjetivo.

Recibo una llamada de León, pero decido rechazarla, en lugar, le mando un mensaje. Iremos al cine de nuevo.

— ¿Es León?

Asiento.

—Hija, en un principio pensé que el salir con ese muchachito te haría bien, pero sólo te estás engañando, tú quieres a Diego.

—Puedo querer a León tanto como quise a Diego.

—No, tú quieres convencerte de que sea así. Además... ¿Qué no tiene cosas que hacer?, ¿No va a la escuela?

Niego.

—La dejó hace un tiempo para continuar como guitarrista de los Sharp Thorns.

— ¿De verdad hay una banda con ese nombre?, ¿Las espinas afiladas? —Mi madre comenzó a reírse descaradamente.

—Sí mamá, sí. Y son rivales de The Edge. —Mi madre puso cara de asombro.

—Esto parece una novela, ¿en qué clase de enredos te metiste?

—Ni yo misma lo sé. Bueno, te dejo, iré con León al cine.

—Vaya que ese chico no tiene creatividad, ja, el otro hasta te fue a buscar a Italia.

My Rockstar Lover [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora