Capítulo 4: Información de vital importancia

18 9 0
                                    

Diego.

Acabo de conocer a mi esposa.

Esas palabras invaden mi mente una y otra vez.

No puedo creerlo, no sé por qué tengo este sentimiento de familiaridad con ella, me siento atraído, siento como si la hubiera conocido de toda la vida.

Eso me intrigaba, ella no era como las demás, quiero saber más, necesito saber más sobre mi futura esposa.

¿Qué cómo lo sé?, Sólo lo sé y ya. No necesito ser adivino para saber que ella será mía, completamente mía...

La vi ahí, tan distraída, tan indefensa, con una vestimenta demasiado rara. Era bonita.

Se veía tan insegura, dolida.

¿Quién te hizo daño, hermosa?

Eso me indagaba, no soy el tipo de chico que se la pasa ligando a todo el mundo. Bueno, no soy el típico chico que mantenga una relación estable.

Siempre me mantengo al margen. Eso creo.

Decidí chocar contra ella porque es un infalible, estaba tan distraída que ni se dio cuenta que estaba por ahí.

Me hice el distraído y saqué mi celular, ni siquiera lo notó.

Le di un último sorbo a mi drink, y subí por las escaleras, chocando ligeramente con la chica que me atrajo al instante.

Algo que para nada consideré, era el hecho de que yo llevaba una bebida en la mano, y provoqué una tragedia. Lo que menos quería era eso, quería causarle una buena impresión.

Qué tonto. Me equivoqué.

Sus ojos color miel encontraron los míos, su cabello era castaño y caía por los lados de su cara, era ondulado, largo y bonito, pero no tanto como el mío.

Pude apreciarla mejor, era mucho más bonita que de lejos. Quedé perplejo ante sus definidas facciones tan femeninas, su cara delgada, era alta, me llegaba al hombro.

¡Oye! Ten más cuidado.

Parecía harta de todo el mundo, pero no fue grosera en lo más mínimo.

Discúlpame, no era mi intención arruinar tu... lo que sea que eso sea. —Digo en tono burlón, tratando de que se enfade.

La pillo mirándome, embobada. Se pone roja al instante y me parece muy tierno. Lo que ella no sabe, es que utilicé eso como excusa para admirarla también.

No es un lo que sea, es una blusa. —Le da exactamente igual, y no logro mi cometido.

Déjame recompensártelo, no fue mi intención. —Trato de remediarlo.

Nah, está bien, fue un accidente. Sólo, apártate de mi camino.

Admiro cómo es que maneja la situación, fue educada y supo ignorarme categóricamente.

—Como prefieras, pero tú te lo pierdes. —Me doy la vuelta y camino hacia otra dirección.

3... 2... 1

—Bueno, —Lo reconsidera— tal vez podrías ayudarme con algo, guitarrista.

Justo como imaginé. Los seres humanos jamás aceptaremos el rechazo.

—Soy el bajista. —La corrijo.

—Da igual. Necesito saber en dónde están entregando las playeras.

My Rockstar Lover [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora