Capítulo 18: La carta

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Vera.

Cuando la fiesta terminó, me enseñó el auto a fondo. Me subí y no pude dejar de abrir la boca cada dos segundos, mientras Diego sólo se reía de las caras que ponía. ¡Es que es muy moderno! No tiene palanca, el volante está a medias, y el claxon es un simple botoncito, no hay direccionales comunes. Lo controlas todo por medio de la pantalla o el teléfono, y cuando digo todo, es todo; el clima, la música, el Bluetooth, todo. La guantera es muy pequeña, y como dijo Gustavo, cuenta con dos cajuelas: una frontal y una trasera, que es la más grande.

Diego me explicó que eso se debía a que Tesla era una compañía eléctrica y no una de coches, pero ¡Vaya! Qué gran acierto con estos autos. Había visto uno que otro vídeo de Tesla, pero no a profundidad, y me terminó encantando.

El cielo se puede ver desde el techo, y ni siquiera es molesto, el sol no te da directo en la cara, ni siquiera se siente. Simplemente las nubes se ciernen frente a ti, brindando una muy buena vista.

Es prácticamente el auto más rápido que verás transitando por las calles como si nada.

Aquí cuando alguien pregunte por el precio, y conteste con un "ni que se manejara solito", podrías decir exactamente qué sí, se maneja solo, ya que cuenta con piloto automático, mientras tú te puedes relajar y hacer lo que se te venga en gana.

Cenamos en un restaurante lujoso y los demás días se pasaron volando. Hablamos por horas, fui a los ensayos de la banda; me mostraron su primera canción, escrita por todos. Les falta algo, pero no sé el qué.

Nos encaramamos a la autopista. Dejo que Caifanes y Soda Stereo se apoderen de mis sentidos, mientras relajo la cabeza en el respaldo del Tesla blanco.

¿Y por qué otro auto más? Tienes ¿cuántos? ¿Cinco?

Niega lentamente con la cabeza, mientras tomo su teléfono, acomodo el clima del auto

Le robo la tarjeta del auto. Me servirá en algún momento.

Iremos a ver mi nuevo departamento. ¿Sale?

Asiento. Me emociona pensar cómo será, destilando lujos, eso seguro.

Está a tu entera disposición, claramente.

No puedo evitar sonreír.

Lo tomo de la mano haciendo que suelte el volante por un momento.

Oye, el volante está muy raro. Literal parece un joystick. ¡Le falta la parte de arriba! ¿Cómo es que puedes manejar así?

Por eso es que se llama Yoke. Pero sí, al principio me resultó un poco incómodo.

Me imagino. Digo... Yo no sé manejar, pero...

— ¿No sabes manejar? —Me corta, incrédulo— Ven aquí.

Se baja del auto y me abre la puerta para que baje. Se acomoda en mi antiguo lugar y me da instrucciones desde el lado del copiloto.

Abróchate el cinturón. —Me pide.

Le hago caso.

Me quedo en el asiento tomando el volante, sin saber qué hacer. Tenso las manos en el volante. ¿Y si me estrello? No manejo dinero, ¿Cómo se lo pagaría?

Respira hondo, tranquilízate —Me calma y me dejo guiar por sus palabras— Ahora, mira los pedales.

Hay dos, uno más largo que el otro. Me explica cuál es el freno y cuál el acelerador. Me grabo todo a la primera. Me explica lo del freno de mano, y que lo use en caso de emergencia, por si no alcanzo a frenar.

My Rockstar Lover [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora