Familia Stark Rogers

Capítulo 4

Washington, Noviembre del 2011.

Mick suspiró con frustración luego de terminar la llamada con su hija. Se sentía un mal padre y abuelo, pues tuvo que regresar antes de tiempo por culpa del trabajo perdiéndose por completo el nacimiento de su nieta.

El castaño enfocó la mirada en su teléfono móvil para apreciar la imagen que este le mostraba. La foto de una bebé con mejillas sonrojadas, tez lechosa y ojos chocolates le devolvían la mirada brindándole paz y tranquilidad.

— Ahí está de nuevo. En un momento estás enfadado y al siguiente sonriendo como idiota — La voz de Nick lo sacó de sus pensamientos.

— Había olvidado que estabas aquí — Murmuró a su amigo y trató de recuperar la compostura — Te recuerdo que por tu culpa no conozco a mi nieta y mi hija está enojada conmigo — Espetó con el ceño fruncido.

— Ves? Ya no estás sonriendo y ahora estás furioso. Deberías tener cuidado. Dicen que el mal de Alzheimer es hereditario y que los cambios de humor son los primeros síntomas — Mencionó Nick con burla.

— No sé si golpearte o simplemente ignorar las estupideces que salen de tu boca — Contestó en un gruñido.

— Como sea, yo sólo venía a informarte que perdimos la pista de Banner en la India — Respondió Nick volviendo a su profesionalismo y dejando una carpeta sobre su escritorio.

Mick suspiró por enésima vez antes de tomar la carpeta y leer los archivos del sujeto. Bruce Banner era un científico que había sido contratado para recrear el suero del súper soldado.

El castaño no sabía cómo sentirse al respecto, pues no estaba para nada enterado que aún seguían intentando recrear la fórmula que convirtió a su padre en el Capitán América.

No estaba seguro de cuántos sujetos habían intentado recrear el suero, sin embargo, sí podía afirmar que los rayos gama no eran el ingrediente de dicha fórmula.

— Lamento mucho la situación, Mick, sé que quieres estar con tu familia. Pero desde el incidente de hace tres años que no teníamos pistas sobre él y al localizarlo sólo pensé en tenerte de vuelta — Comentó.

Mick guardó silencio recordando las historias que su padre solía contarle hace muchos años atrás. Historias que al parecer cada vez están más próximas a convertirse en una realidad.

— Según este expediente el sujeto no es fácil de tratar — Mencionó sin quitar la vista de los archivos.

— Ross tiene experiencia tratando con... — Nick fué interrumpido.

— No creo que Ross sea el indicado después de los desastres causados en Brasil, Guatemala y México. Sin mencionar, los incidentes en la Universidad de Culver y en Harlem, Nueva York — Agregó alzando una ceja mirando fijamente a su amigo.

— Y qué sugieres? Tú eres el Secretario de Defensa... Dime cómo me enfrento a un Hulk? — Pidió de manera mordaz y algo enfadado por la poca cooperación de su amigo.

— Simplemente no lo hagas. Déjalo en paz y manténlo vigilado — Respondió con seriedad — Si no le hace daño a nadie, no es ningún problema — Determinó.

— El mundo necesitará de la iniciativa vengadores tarde o temprano. Debemos estar preparados — Agregó Nick.

— Quieres entrenar a un Hulk? — Interrogó irónico.

— Podría ser nuestra arma secreta — Murmuró Nick pensativo.

— No te basta con mi padre? — Preguntó alzando una ceja.

— Tu padre no ha aceptado — Recordó Fury.

— No tardará en hacerlo — Garantizó depositando la carpeta devuelta al escritorio — Sólo asegurate de que el equipo Strike siga entrenando, ahí están a nuestros mejores agentes y los necesitamos en forma — Aconsejó caminando hacia la puerta — Si me disculpas, quedé de almorzar con James — Se despidió cerrando la puerta trás él.