Me encontraba cerca de la ventana de aquel viejo café, no soy realmente amante del café, suelo preferir el té.
Aquella mañana, como cualquier otra aparentemente, fui por aquel café con leche y tres de azúcar como de costumbre, -cuatro está vez-, le dije a Judith, -claro-, replicó.
Sentado con el libro de Galeano me encontraba, cuando sucedió; el encuentro.
Casi, casi mágico. Frente a la ventana, carro azul, un poco puteado, chofer con mascarilla, 35 años. Atrás, ella, ¿quién?, bueno faltaba por descubrirlo.
Como punteros a sus ojos mis ojos, una mirada replicaba sobre la mía, el encuentro.
Bajó del auto azul, camino hacia el café y como gracia divina, un tierno rayo del sol recién levantado impactaba con tal violencia sobre sus rostro, que hasta las flores morían de vergüenza.
Como casualidad del destino o acierto divino, aquella mirada caía sobre mi.
Entró, pidió un café a Judith. Dos mesas a la derecha, la 21, se sentó.
Atisbaba su ser, piel clara, ojos delineados de negro. Había visto muchas pieles, pero esa, esa, era como la porcelana, tenía una voz implacable, era ella, debía de serlo.
Entre tanto, intentaba leer el libro, ya saben, es tan difícil hacerlo así.
Ella leía no sé qué novela de no sé qué amores.
Bueno, lee, pensé, pueda que sea eso, pueda que sea eso...
Mientras tanto, pasaba el tiempo, - no sé si la volveré a ver, pensé-, ya saben, el mundo es de los valientes.
Caminé como distraído hacia su mesa, la 21.
¡Hey!, ¿qué hay?, -pregunté-, no mucho -replicó-. No es realmente un buen día, -introdujo-, ¿no lo es?, -pregunté-
Hay un gato atado a una puta vieja casa de madera, ¿¡puedes creerlo?!, -exclamó-.
Bien sabes que hay gente sigue creyendo que la luna no está allí, a pesar de verla, -contesté-.
Es un asesinato tenerlo así, esa gente, si se puede llamar así, debería de tener dos opciones; irse al manicomio o a la tumba. -señaló-Bueno, la conversación sobre los gatos duró unos 5 minutos. Concluí que algo realmente malo tuvo que suceder para que habla así de los gatos y el asco que le guardaba a la gente que los maltrataba.
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Contado de otra manera.
RomantiekContado de otra manera, sin embargo sigue siendo lo mismo.