PEQUEÑO CHANTAJE🔥 Capítulo 5

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Era un martes por la tarde. Mis padres no estaban en casa, pues se hallaban trabajando. Yo solo echaba media jornada por la mañana, así que las tardes las tenía libres. Me encontraba a punto de empezar mi enésima partida al Counter-Strike, al cual me había vuelto a viciar tras gracias a un colega del curso. El caso es que me estaba preparando para ponerme los auriculares y comenzar a jugar, cuando escuché una puerta abrirse. Sonaba cerca, así que supuse que debía de ser la del cuarto de Clarice. Luego, varios pasos se escucharon a lo largo del pasillo. Aquello me parecía raro. ¿Acaso estaba ella en casa?�Como fuere, decidí dejar el juego para averiguar qué demonios pasaba allí. Con sumo cuidado, salí de mi habitación y seguí el camino hasta donde había llegado el misterioso intruso, el dormitorio de mis padres, acercándome con sigilo. La puerta estaba entreabierta, lo cual indicaba que alguien había dentro. Decidí asomarme.

Al mirar dentro, pude ver toda la habitación. Justo en frente, estaba la amplia cama de matrimonio donde mis padres dormían. A su izquierda estaba el armario empotrado para guardar la ropa y a la derecha, una cómoda con varios cajones. Y mi hermana estaba frente a esta.

De rodillas, vi como Clarice abría el tercer cajón y comenzaba a sacar ropa interior de mi madre. No entendía que era lo que estaba haciendo hasta que de repente, lo vi. Tras sacar unas bragas, mi hermana se puso muy alegre y metió sus manos en el cajón. Luego, las sacó y pude ver que sostenía varios billetes. ¡Así que de ahí es de donde sacaba el dinero la amiga!

Resulta que mis padres solían dejar algo de dinero guardado dentro de la cómoda. Era lo que ellos llamaban  “el dinero de las emergencias”. Por si había que pagar al fontanero o electricista por alguna reparación, o se pedía algo de comida y no había dinero a mano. Yo ya sabía eso, pues mi padre me lo contó por si en algún momento lo necesitaba, pero no tenía ni idea de que Clarice lo supiera. Aunque bueno, era evidente que ya sí.

Clarice se puso muy contenta al conseguir el dinero y cuando vi como empezaba a guardar toda la ropa interior en el cajón, decidí que lo mejor era volver a mi cuarto lo más rápido posible para que no me pillase. Entré en mi habitación y me quedé sentado en la cama para escuchar lo que hacía mi hermana a continuación. Oí varios pasos hasta su cuarto y cerró la puerta con un fuerte estruendo que me hizo temblar de pies a cabeza. Esta niña nunca iba a aprender a cerrar bien una puerta en su vida.

Allí me quedé, pensativo de que hacer. Estaba claro que Clarice había estado saqueando del “dinero de la emergencias” desde la semana pasada y eso era algo que no se podía permitir. Era evidente que si nuestros padres lo descubrían nunca la iban a pillar, pues jamás estaban en casa y decírselo, aunque era buena idea, no demostraría nada. Ella lo negaría y sin pruebas, no podía demostrarse. Pero entonces, mientras divagaba sentado sobre mi cama, tuve la revelación. Sí, era una gran idea, algo genial con el que poder manipularla y que hiciera lo que yo deseara. Sí, era en suma, la idea más adecuada para solucionar este problema. Y la que me generaba más morbo también.

Como cabía esperar, Clarice pudo salir toda esa semana, tanto el miércoles como el viernes y el sábado. Por supuesto, nuestros padres se cabrearon un montón con ella, pero ni caso les hizo. Poco me importaba esto, pues ya tenía en marcha mi plan para ponerla contra las cuerdas. Se iba a enterar esta de lo que valía un carajo. Para ello, tendría que esperar unos días más, pero cuando se produjese, sería uno de los momentos más increíbles de mi vida.

Todo ocurrió el miércoles siguiente. Sin dinero para sus fiestas, mi querida hermana decidió aquella tarde volver a sustraer dinero indebidamente de lo que mis padres guardaban en la cómoda. Pero esta vez, yo la estaría esperando.

Sentado sobre mi cama, esperé con paciencia a que ella se pusiera en marcha. Pese a que Clarice sabía que yo estaba en la casa, ella debía de pensar que estaría tan viciado con mis juegos que no le prestaría atención a lo que ella hiciera. Una lástima que no fuese así. Era plenamente consciente de su plan y no iba a dudar en aprovecharme de ello. Escuché como la puerta de su habitación se cerraba de golpe y ponía rumbo por el pasillo hasta el dormitorio de nuestros padres. Era la hora.

Salí de mi cuarto y me dirigí por el pasillo hasta el de mis padres. La puerta estaba semi-abierta. Me asomé, cuidando que Clarice no me viera. Allí estaba ella, de rodillas sobre el suelo, abriendo el tercer cajón de la cómoda. Sacó la ropa interior de mi madre y empezó a tomar dinero. Varios billetes sostenía en cada mano mientras los observaba con fascinación y alegría, como si de una rica millonaria se tratase. Se iba a enterar esta de lo que cuesta el dinero de verdad.

Sin dudarlo, saqué el móvil de mi bolsillo y sosteniéndolo con mi mano derecha, lo apunté hacia mi hermana. Comencé a sacar fotos. Escuchaba el click que la cámara de mi móvil emitía mientras pulsaba el botón. En total, debí tomar unas diez instantáneas. Todas mostraban a mí querida hermana tomando dinero de aquel cajón, todo ello para después, dejarlo sobre la cama mientras guardaba toda la ropa interior de nuestra madre. Consideré que ya eran suficientes. Una vez acabé, puse en marcha la segunda fase de mi preciado plan.

Con sigilo, abrí la puerta un poco más y me metí en el cuarto. Clarice estaba tan concentrada en lo suyo que ni se había percatado. Caminé un par de pasos, colocándome justo detrás de ella y acto seguido, tosí un poco para llamar su atención. Mi hermana se giró con brusquedad, algo nerviosa.

— ¿Qué, ya has encontrado a Nemo?

Pregunté de forma sarcástica.

— ¿O es que andas en busca del Arca Perdida?

— Claudio, ¿qué coño haces aquí?

Noté como los ojitos verdes de Clarice cristalizaban de miedo al haber aparecido yo.

— Nada.

Comenté despreocupado.

— Es solo que me ha parecido oír ruido en la casa y creía que había un ladrón. Pero sabes, me equivocaba.

Una malévola sonrisa se dibujó en mi rostro mientras la miraba.

— ¡Lo que había era una ladrona!

La chica se notaba aterrorizada.

Continuará...

LAURA MARTÍNEZ ❤️

Pequeño Chantaje [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora