CAPÍTULO DOS

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DEL CALLEJÓN AL MANICOMIO

— ¡Maldición, maldición, maldición, maldición! —

— ¡Puedes cerrar la boca de una puta vez! ¡Me estas poniendo nervioso! — gritó SeHun en el asiento del copiloto mientras la mitad superior  de su cuerpo estaba prácticamente volteada para ver por la ventana trasera.

Aun así, era capaz de sentir como las manos de JongIn temblaban al sujetar el volante y como su pie estaba atascado en el acelerador.

— ¡¿Yo te estoy poniendo nervioso?! ¡Tenemos a un muy prontamente no humano agonizando en el asiento trasero y a nuestro Alfa persiguiendo nuestros culos ahora mismo! ¡¿Y soy yo el que te esta nervioso?! — bramó histérico.

Por una parte SeHun quería poner sus manos alrededor del cuello de JongIn y apretarlo hasta que suplicara que lo dejara ir, por el otro, sabía que su hermano tenía razón. La incapacidad de JongIn por quedarse callado era el último de sus problemas en la lista.

— Cuando MinSeok vea esto nos va a mandar derechito al infierno. — dijo más para sí mismo que para JongIn, sin embargo, a pesar de los alaridos de dolor del joven humano, el otro Alfa logró escucharlo.

— ¡Oh, pero claro que nos va a mandar al infierno y lo que le sigue! ¡Robamos al compañero de nuestro líder! ¡Y todo fue tu culpa! —

El auto entró en terreno montañoso y las agresivas sacudidas parecían aumentar el dolor del chico.

— ¡¿Mi culpa?! ¡Era nuestra única opción! ChanYeol no iba a permitir que nos acercaramos a su pareja por las buenas ¡Y entonces los humanos nos encontrarían con un niño medio muerto y un enorme lobo a mitad de un callejón! ¡Sin mí, ahorita mismo estaríamos de camino al área 51 en los Estados Unidos! — SeHun terminó por explotar.

Siempre se había caracterizado por ser una persona de mente fría, pero la adrenalina del momento le hacía perder la cabeza con tanta facilidad que estaba a nada de desmayarse.

— ¡Aaaah! ¡Duele! ¡Duele mucho! — Por primera vez en todo el trayecto, el chico había dicho algo diferente a géminos y sollozos de dolor.

Ninguno de los dos sabía si alegrarse o ponerse a llorar.

Por si fuera poco, las pisadas de un enorme lobo negro se emparejaban a las llantas traseras de la Jeep. Los gruñidos y el castañeo de los filosos dientes hacía la situación realmente horripilante.

— ¡No puede ser, vamos a morir! — chilló el conductor sin dejar de acelerar a través de las empinadas cubres montañosas.

— ¡Ya casi llegamos! ¡Acelera un poco más! — y así lo hizo.

Los minutos pasaban tan lento que cuando la cabaña apareció a su vista el alma regresó a sus cuerpos.

El lobo de ChanYeol se había quedado rezagado por pocos metros.

La Jeep derrapó en la tierra suelta del jardín delantero. Como si eso fuera un llamado, SooYoung, Irene y MinSeok salieron al porche a ver que era todo ese alboroto.

JongIn paró la camioneta y él y SeHun salieron disparados a pedir ayuda.

— No tenemos mucho tiempo para explicar, pero necesito que pongan al chico que está allá atrás en un lugar seguro mientras nosotros detenemos a ChanYeol. — exclamó SeHun ni bien sus hermanos se acercaron a ver que ocurría.

— ¿A ChanYeol? ¿Pero qué fue lo que hicieron esta vez? — los jóvenes Alfas estaban a punto de responder ante la atenta mirada del Omega más imponente de sus vidas, pero el aullido que rasgó el aire los paralizó.

01. Salvaje y Adictivo [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora