Capitulo 11

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La tensión era palpable en el ambiente. Mis padres y Nadia se encontraban sentados en el comedor, y una vez notan mi presencia se miran entre si con complicidad.

Papá está posicionado en la punta de la mesa, mamá a su lado derecho y Nadia al izquierdo. Todos me miran expectantes a mis próximos movimientos por lo que camino y tomo lugar junto a mi madre, esperando el bombardeo de preguntas que se avecina.

— ¿Entonces? — Pregunto mientras miro fijamente a Nadia.

— Deja de mirarme así. — Dice a la defensiva.

— ¿Cómo te estoy mirando? — Inquiero con tranquilidad. — Chismosa.

— ¡MAVRA! — Reprende mi madre. Se que no le gustan las disputas entre mi hermana y yo.

Estaba impaciente por escuchar lo que querían decirme, pero ninguno se atrevía a hablar.

Siempre he tratado de llevar mi vida privada al margen de mis padres. No me gusta inmiscuirlos en mis problemas, a menos que sea sumamente necesario. Y no se trataba por falta de confianza o comunicación, era simplemente el hecho de que no veía necesario el que estuviesen enterados de todo lo que concurría en mi vida. Ya era adulta y por ende podía ser capaz de encargarme sola de mis problemas.

Era parte de creer, y madurar. Algo que siempre me había inculcado papá. Debíamos ser lo suficientemente valientes como para saber afrontar cada situación que se nos presente en el camino.

Tomé una respiración profunda, y gire mi cabeza lentamente en dirección a mi madre quien ya se encontraba mirando con furia por la breve discusión con mi hermana; pero a la vez podía ver reflejado en sus ojos la curiosidad.

— Mamá, se que Nadia vino a decirles algo respecto a mi.  Y estoy aquí para escuchar las preguntas que se están ansiosos por hacerme. — Inquiero estresada por la situación.

Mi madre iba a decir algo, pero fue interrumpida por mi padre; quien por lo visto no está con rodeos.

— ¿Quien es Axel? Y ¿Por qué no sabíamos que era tu novio? — Pregunta hablando en ruso. Su tono  era extremamente serio; lo que me hace deducir que está enojado.

Podría tener cincuenta años, pero mi padre siempre seguirá siendo ese hombre lleno de celos paternal cada vez que algún chico se acerca a mi. Quizás se deba a los momentos en los que la tristeza reinaba en mi vida debido a las relaciones fallidas, porque aunque no me lo diga se que su actitud radica en el miedo a que me vuelvan a lastimar.

No podía simplemente concebir una vida sin mi padre, y el que se preocupase de esta manera por mí se me hacía conmovedor y tierno.

— Padre, no se de dónde ha sacado nadia esa información. — Hablé en el mismo idioma — Axel no es mi novio, pero no te engañaré y acepto ante ti que ese chico me gusta y espero que muy pronto si lo sea.

Si había una cosa que mi papá y por consiguiente también yo odiaba; eran las mentiras. Y como para mí no era un problema ser honesta, decidí decirle la verdad.

Mis progenitores, junto a Nadia me miraban sorprendidos ante mi declaración. Estaba segura que en sus cabezas estaban tratando de analizar lo que acababa de decir.

— Mavra, ¿Estás segura? — ahora fue mi madre quien habló. La preocupación era palpable en su rostro.— ¿Lo conoces bien? ¿Sabes quién es? ¿Tiene vicios? ¿Se mete en problemas? — Soltó una pregunta tras otra, aturdiendome. — Hablanos de el, por favor.

Me sentía acorrala, y obligada a soltar información que aún no quería revelar. Mi padre me miraba serio, era imposible para mí descifrar lo que lo que sea que podía estar pensando.

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