Capitulo 17

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Axel:

El silencio reinaba por los pasillos de la universidad, mientras caminaba acompañado de mi madre hasta el salón de clases. Aún seguía sin agradarme la idea de que fuese ella quien me guiara día a día, en cada paso que daba. Pues sentía que le quitaba tiempo, y energías con mi cuidado.

Cansaba repetir siempre lo mismo, lo sabía. Pero es que tampoco era fácil vivir así, no era fácil acostumbrarse a depender de otros, a no poder ver lo que los demás si podían. La mayoría de las personas hablaban basuras, se tomaban la osadía de señalar, y criticar sin siquiera tener la idea de lo que se siente convivir con una condición como ésta. Era un constante: "Que lo supere" "Seguro está exagerando" "Nisiquiera es difícil vivir así". Eran mierdas, y más mierdas. Pero podían decir lo que quisieran, pues solo yo sabía lo que se sufría y padecía.

Estar ciego para mí era como llevar una herida en el alma, de esas que cicatrizan, pero que en cualquier momento se pueden volver a abrir. Heridas como esas nunca sanan, permanecen ahí, mientras que aprendemos a vivir con ellas. Eso representaba no poder ver «Una herida». La única diferencia es que yo aún seguía tratando de entender, porque a mí.

Llegamos al salón, y todo estaba silencioso, igual que en los pasillos, se podía respirar la paz que muy pocas veces emanaba de este lugar. Me despedí de mamá, y una vez sentado la imagen de una pequeña chismosa llega a mi mente haciéndome sonreír, mientras sacudo la cabeza en negación.

Han pasado varias semanas desde aquel desagradable suceso en el que por desgracia fue ella quien salió lastimada. Aún seguía haciéndome ruido el hecho de que el ataque fuese en su contra, pues, estaba seguro de que no se trataba de ninguna casualidad, querían hacerle daño, y era algo que ya estaba planeado. Los agentes policiales no servían para nada, no daban con el autor del suceso, nisiquiera una pista que nos lleve hasta su paradero, lo que es realmente estúpido, porque son la maldita policía, ¿Que tan difícil era?, No los entendía. Lo que si era cierto, es que no iba a descansar hasta dar con la verdad.

Por otro lado la recuperación de Mavra iba bien. Estuve siempre a su lado, durante cada día, debo admitir que han sido momentos maravillosos los que he pasado a su lado. He conocido más de ella, y la he dejado conocer más de mi, nos hemos divertido juntos, y porsupuesto también hemos peleado, pues es la chica más terca que puede existir.

La acompañé a sus chequeos de rutina con el doctorcito, porque no iba a permitir que se pasara de listo. Esa chica era mía, aunque no estuviese claro que éramos en realidad, sin embargo, se lo tenía que dejar claro, no importaba si me veía infantil. No me agradaba, tampoco el hecho de que Mavra estuviese a solas con el, pues, podía aprovechar ese tiempo para coquetearle y ella no necesita un hombre feo en su vida, solo me necesita a mí.

Los puntos de su abdomen ya fueron retirados, además de que no presentó ningún tipo de dolores o molestias en la cabeza, debido al golpe que recibió, ya podía caminar con normalidad, como si nada le hubiese pasado. Todo marchaba bien, y esperaba que continuara así, porque era capaz de ir a romperle la cara al doctor imbécil, si algo llegara a pasarle nuevamente. No era su culpa, pero así aprovechaba para desquitarme por el abrazo que le dió cuando estábamos en la habitación de hospital.

Es viernes, y a pesar de que la ví ayer, sentía la necesidad de tenerla cerca. Podía llamarla, mi madre había agregado su número a el teléfono que usaba para solo responder llamadas de ellos, pero no quería parecer un puberto desesperado, porque era justo en lo que me estaba convirtiendo cada vez que la pensaba o la tenía junto a mi.

Nunca imaginé fijarme en alguien a quien no soy capaz de ver. Mavra me enseñó que no se necesita la vista para hacerme sentir todo lo que solo ella sabe causar en mi. No me importa su apariencia física, ¿Eso para qué?, Si todo lo demás lo recompensa, sin embargo, en mi siempre estaría la esperanza de poder ver algún día el rostro de quién llegó a mi vida como uno de esos ángeles que creía no existían. Aún tenía el deseo de ver el color de sus ojos, esos que me miran con amor, porque aunque no pueda ver lo que expresa su mirada, puedo sentirlo en sus palabras, en sus toques, y eso me es suficiente por ahora.

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