Capitulo 18

197 35 7
                                    

Capitulo dedicado a: Catalina De Todoriko.💗
________________________________

Axel:

— Larissa, te estoy hablando.

No sé para qué la llamé si nisiquiera me está prestando atención a lo que le estoy diciendo.

— ¿Ah? — Responde, y bufo.

— ¿No escuchaste nada de lo que te dije? — Le reclamo.

— Lo siento, estaba pensando en lo bien que folla nuestro profesor. — Murmura, pero soy capaz de entender lo que dijo.

No lo puedo creer, debe ser una broma.

— ¡¿Qué?!

Se aclara la garganta, y habla.

— Que estaba pensando en lo inteligente que es nuestro profesor.

Me cree idiota.

— Eso no fue lo que dijiste, Larissa. ¿En serio te follaste a nuestro profesor? — Pregunto incrédulo, aún sabiendo la respuesta.

Con Larissa es así, siempre va por lo que quiere, sin importarle nada.

— ¿Lo siento? — Dice más en pregunta, que afirmación. Mientras se ríe.

— Eres increíble.

— Lo sé. — Responde con aires de superioridad.— No me arrepentiré de haberme follado a nuestro profesor, es un puto Dios del sexo.

Gracias a Dios no puedo verlo, porque la vergüenza sería magnífica.

— No necesito saber los detalles, gracias.

— Si vieras lo bien que se mueve, sabe dónde tocar para hacerme llegar a la locura.

De manera inconsciente mi mente viaja a lo que pasó hace dos días con Mavra.

La sensación de sus manos sobre mi cuerpo, de sus besos, de ella y yo siendo uno, me hace sonreír, y desear estar otra vez dentro de ella.

No lo espere, no lo busqué, solo sucedió. Aunque me negué al principio, pues no quería que pensara que me aprovechaba de la situación, ni mucho menos. Además, estaba el hecho de que fue mi primera vez con una mujer, y para ser sincero, no esperaba que llegara siendo un ciego. Nunca lo imaginé así; sin embargo, he de admitir que me gustó cada caricia, cada palabra que susurraba en mi oído, me gustó cada embestida y como se movía sobre mi cuerpo dando en el punto perfecto para llevarme al cielo, o al infierno. Cualquiera de los dos lugares se sentían placenteros, si era ella quien me conducía hasta ahí.

— ¿Por qué estás sonriendo? — Vuelvo a la realidad.

— Está haciendo calor, ¿Cierto? — Evado su pregunta.

Me remuevo en el asiento, y poso las manos tratando de ocultar la erección que comenzó a creer de repente.

— Axel, ví tu erección. ¡¿EN QUE ESTABAS PENSADO?! — Chilla.

Maldita sea.

— No es tu problema, así que cállate. Y preocúpate por ir hacer lo que te he pedido, el tiempo se agota. — Digo con seriedad, tratando de disimular la vergüenza que se extiende por mi sistema.

— Bien, no me lo digas. — Se rinde. — Seguramente Mavra si me querrá contar cómo te la follaste, primito. Adiós.

Bufo, y escucho como tira la puerta dejándome saber que ya se marchó.

Paso las manos por mi cabello levantándome de la silla, mientras tomo el bastón de anciano para ir a mi habitación y tomarme una ducha que me haga baja esta puta calentura.

Valiente © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora