Capítulo 21

153 21 6
                                    

Mavra:

La llamada de Larissa me alteró en sobremanera, haciéndome salir de prisa a buscarla. No solo por lo que me dijo, sino también, por el hecho de estar ebria. Cualquiera podría aprovecharse de su estado, y eso es algo que definitivamente no voy a permitir.

La imagen confusa de Axel llega a mi cabeza causando estragos, y maldigo para mis adentros por haberme largado, sin ninguna explicación. «Lo siento, mi amor». Debe estar pensando cualquier cosa, además de que seguramente a quedado furioso. Sin embargo; esté enojado, o no, tenía que hacer esto.

Conduzco a toda velocidad por las calles de Londres, que gracias a Dios se encuentran despejadas. Quizás se deba a qué es pasada la medianoche. Estoy a unos 5 minutos de llegar, y golpeo el volante llena de frustración tratando de aliviar el remolino de emociones que estoy sintiendo. No sé si lo que me ha dicho fue para jugarme una broma, y si fue así, juro que la mataré. Pero si no, tendrá que darme una explicación, no me importa si está ebria. Tendrá que hablar, y decirme porque diablos se calló algo tan importante.

Nunca entenderé porque sobrios no tienen el mismo valor que toman ebrios, para sacar lo que llevan atorado dentro, para soltar los secretos que de una u otra forma se que torturan la mente.

Aparco frente al bar, y no se que estaba pensando cuando vino a meterse a esta zona llena de hombres asquerosos que son capaces de hacer cualquier cosa para obtener lo que quieren de las mujeres que se aparecen por aquí. «Maldita sea, Larissa» Tomo una profunda respiración, y salgo del auto captando las miradas de varios hombres que se encuentran a las afueras del lugar. Unos fuman, otros beben y dan traspiés debido al nivel de alcohol que no los deja estar consientes ni de quienes son. «Solo espero que ella no esté así»

Entro, y todas las miradas llenas de morbo caen en mi. Trato de ignorarlas, y me enfoco en buscar a mi tonta amiga. Barro el lugar lentamente con la mirada, hasta visualizarla en la esquina de la barra dando un largo trago de una botella parecida a un vodka. Camino rápidamente hasta ella, y le arrebato la bebida de las malos, sus ojos recaen sobre mi, y frunce el ceño como si estuviese confundida.

— ¿Mav? — Pregunta, arrastrando las palabras. El nivel de ebriedad que tiene es más alto de lo que creía.

Tomo un profunda respiración, y la miro seria.

— Larissa, ¿Me puedes explicar que diablos haces en este lugar lleno de hombre asquerosos?

Echa su cabeza a un lado, mientras me observa con detenimiento.

— ¡Mav, eres tú! — chilla, y dejo escapar un suspiro cargado de frustración. Lidiar con ebrios, nunca es fácil.

— Nos vamos, así que levántate y camina. — Hace caso omiso a mi orden, y de un segundo a otro lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas, dejando paralizada en mi lugar.

La miro sin saber que hacer, nunca había tenido que lidiar con una situación como esta, menos, con ella.

— Larissa, ¿Por qué estás llorando? — Me preocupa que alguien la haya tocado, y lo este recordando.

No responde. Llora con más fuerza, y sus lágrimas acompañadas de sollozos fuertes comienzan a desesperarme.

Siento que la situación se me escapa de las manos, y eso no es bueno.

— Y-o, yo. — Dice entre hipeos. — te amo mav.

Me acerco a ella, y la abrazo. Apoyo mi mento en su cabeza, mientras acaricio su espalda, para tratar de calmarla.

— Yo también te amo, Lari. Pero no me gusta que estés haciendo estas cosas, menos en lugares como estos, que no son para ti.

Se separa de mi, y limpia las lágrimas que ruedan por sus mejillas, mientras posa su mirada en mi. Trato de decifrar lo que hay en ella, pero no lo logro. Nunca he sido buena para leer a las personas a través de sus miradas.

Valiente © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora