Capitulo 13

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Antes de darse cuenta Zhan estaba boca abajo en el regazo de Yibo, sus piernas y aquel rostro quedaban afuera, dejando a relucir aquel leotardo negro que se adhería a su trasero. Mostrando una de las mejores vistas que el mundo podía admirar

-¡Peonía! ¿Qué vas a hacer?-Preguntó un tanto nervioso sintiendo cómo las yemas de los dedos Yibo recorrían la piel blanquilla de su trasero.

Jugando y acariciando, alzando su leotardo para dejar un poco más a la vista.

-¿Sabes lo que ocasionaste al vestirte de esa manera?-El leotardo fue obligado a ser el intruso entre ambas nalgas dejandolas ver por completo, mostrando la calidez y finidez de su piel.

-¿Que todos ellos te vean?- Señaló a la cámara para dejar caer su palma en una nalga de Zhan, ardiente y punzante.

La ardes recorrió su cuerpo y seguido un cosquilleo, tan solo una nalgada bastó para que la polla del mayor comenzará a punzar y doler. El gemido de dolor que disfrazaba el placer que le ocasionó fue callado de inmediato con sus manos callando su placer. Su delirio.

Quería hablar, decir algo pero antes de poder decirlo recibió otro brusco azote en su muslo, haciendo que su cuerpo se estremeciera en el regazo del menor.

-¿Sabes los celos que me ocasiona?-Habló tranquilo sin una aceleración, como si no tuviese esas ganas de enterrarse en el pelinegro, de hacerlo suyo.

-¡Unos celos asquerosos!-Dió otro golpe con los dedos abiertos dejando a resonar el brusco choqué.

Todo el personal quedó atónico ante aquella grotesca y posesiva nalgada. Se veía tan dolorosa, tan insoportable, pero ante Zhan, esa imagen que el transmitía, parecía soportar un inmenso placer ante sus manos que callaban aquellos gemidos.

Tras recibir otro ruidoso golpe en las nalgas, Zhan consiguió encontrar su propia voz en medio del placer y dolor. La voz entrecortada dejaba salir pequeños jadeos.

-Yo... quería gustarte-Tomó de su mano para morderla con gran fuerza evitando emitir aquel sonido tan placentero.

La mano del menor se mantuvo en su espalda, un segundo bastó para que volviera a su lugar habitual y se azotara con más fuerza y brusquedad.

-¿Y era necesario hacerlo frente a todos?-Dejo caer dos golpes seguidos, para acercarse a su trasero y deleitarlo con una traviesa mordida generando que el estremecimiento recorriera el cuerpo del mayor.

-¿Estás celosos por unos...¡ahh!- un travieso y coqueto dedo perteneciente al castaño se enterró en él, la otra sádica y castigosa mano siguió repartiendo nalgadas. Las sensaciones compartidas solo generaban que la penetración de aquel dedo fuera más exótica y sensual.

-Sigues húmedo aún después de hacerlo en el baño de escuela-Susurro solo para ellos sintiendo e imaginándose el rostro avergonzado del mayor, recordando que habían llevado su locura e irresponsabilidad al máximo volviendo a tener sexo en su escuela.

El pelinegro solo pudo dejar de suprimir sus gemidos y dejarlos escuchar. Movió su cabeza en asentamiento a lo que Yibo había hablado y se dejó deiltar por aquel extraño placer. Era una brutalidad estar siendo golpeado de aquella manera y el definitivamente no debería estar disfrutandolo como lo hacía en ese momento. Tenía que evitar esa humillación, el tenía la fuerza para evitarla pero ¿Entonces por qué no lo hacía?

-Eres un pervertido-Habló el menor perdiendo parte de sus estribillos agregando otro dedo sin moverlo lo cual era jodidamente desesperante y doloroso.

-¿Quererme dar celos? ¡Tú eres mío!-Otro azote, las nalgas de Zhan ardían y temblaban dejando ver el carmín y marcas que habían ahí.

-¡Mhm! Yo...no lo hice con esa...intención-Consiguió decir al mismo tiempo que conscientemente movía sus caderas queriendo acabar con aquel dolor del "no placer".

El Arte De La SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora