Capítulo 23: Una chica

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Good morning everyone (? tengo capítulo, hoy es miércoles, así que no pueden asesinarme porque cumplí. Este capítulo es algo corto, creo, pero bueno, últimamente no encuentro mucha inspiración así que intento hacerlo lo mejor posible :3 espero les guste

- ¿Cómo…pude? ¿Cómo fui tan idiota como para dejar que me hicieran eso? –Lio se torturaba con los pecados que ni siquiera recordaba haber cometido pero, que Harry y Draco tuvieron la “delicadez” de contarle.

- Pudiste porque eres un idiota, porque eres fácil de manipular y porque eres un perro –contestó Draco, mientras caminaban por algún bosque cerca de los terrenos de Hogwarts.

- ¿Estás seguro de que estamos en el camino correcto, Mal…Draco? –a Harry le costaba llamar al hurón por su nombre pero, dada las circunstancias, lo merecía, a pesar de que su orgullo se aplasta cada vez que lo llamaba por su nombre.

- Definitivamente, sólo necesitamos encontrar las vías del Expreso y vamos a estar bien –contestó él.

- No sé si fue muy inteligente o muy estúpido aparecernos aquí y no ir directamente a buscar a los otros –comentó Harry, Draco lo miró, negando con la cabeza.

- Ya le notifiqué a Granger, es a la que McGonagall va a contactar cuando, en 6 horas, los niños le den la carta –contestó Draco, Harry no supo si alegrarse por su inteligencia o deprimirse por el hecho de que tenían 6 horas todavía de caminata con suerte.- Deben tener alguien que sepa quién entra y sale, por lo que va a ser mejor que podamos entrar a Hogwarts con el mayor de los sigilos posibles.

- Es un buen punto, no podemos ser vistos prácticamente –concordó Harry, asintiendo.

- ¿Creen que esté sufriendo? –susurró Lio mientras miraba al suelo, los que lo acompañaban callaron, mirándolo. No querían pensar en qué podría estar pasándole, ni por qué, con sólo el hecho de imaginarlos la bronca y la impotencia volvían y, eso en verdad, no les servía mucho de utilidad. Lio suspiró y los miro, antes de volver a hablar:- Lo siento, es mejor no hablar de ello.

- Sí, es mejor no pensarlo tampoco –repuso Draco con frialdad. Si no fuese porque Potter estaba ahí, Malfoy ya hubiese saltado a la yugular de Lio a estrangularla. A pesar de que sabía que, aunque a Harry no le hubiese molestado darle un par de golpes, tenía demasiado buen corazón como para hacerlo. Llevaban alrededor de dos horas caminando, sus cuerpos comenzaban a temblar por la sobre exigencia de los últimos días pero, podían controlarlo, tenían que controlarlo ya que estaban demasiado pendientes en otro tipo de cosas.

- ¿Qué vamos a hacer? –Preguntó Lio de pronto, que era quién iba adelante en la caminata.- Cuando lleguemos a Hogwarts, quiero decir, ¿cuál es su plan?

- Ni idea, aún estaba en ello –dijo con honestidad Draco, antes de mirar a Harry.

- Si llegamos antes de que anochezca, iremos a casa de Hagrid para que nos pase de incognito, por así decir –comenzó a decir antes de que el rubio lo interrumpiera:

- ¿Sigue vivo? Debo reconocer que es duro de roer –espetó, levantando los brazos en defensa propia.

- ¿Y qué pasará con el resto? –quiso saber Lio- Para cuando salgan de las mazmorras, debemos estar todos listos, con la defensa preparada.

- Sí, como sabemos que alguien va a estar de guardia luego del atardecer y ellos no saben que sabemos que, además, están en lo más profundo de Hogwarts, nadie debe ser visto pero, el resto debe llegar al aviso de McGonagall, por lo que será luego del atardecer y lo que hizo que Elle me diera esto –Harry les enseño una llave algo oxidada que tenía en su bolsillo mientras sonreía.

- Perdona, Potter, porque, a menos que expliques de qué demonios es esa llave y qué abre, la encuentro inútil –dijo Draco mientras esquivaba una rama.

- Es la llave de la casa de Aberforth. Al morir, Elle era la única heredera de la casa por lo que el pasadizo del cuadro de Ariana que lleva a la Sala Multipropósito está a nuestra total disposición –Harry no dejó de sonreír hasta que Draco se detuvo y lo miró, ahí su sonrisa se borró, se observaron por un par de segundos antes de que Malfoy le diera una palmadita en el hombro.

- Bien hecho, Potter- dijo, antes de voltearse y seguir caminando con la arrogancia habitual, Harry volvió a sonreír, satisfecho. Sin embargo, mientras caminaba, no pudo evitar suspirar y mirar al cielo. Estaba preocupado y sabía que sus acompañados estaban igual de preocupados que él. Se quedó pensando en lo que había dicho Lio, eso lo puso mucho peor. Resopló. Ay Fiorelle, pensó, ¿en qué te metimos?

 

Hay quienes se preguntan “¿Cómo?” y “¿Por qué?” cuando me ven. Sienten curiosidad, compasión y lastima, o miedo, disgusto y rechazo, al verme.  Algunos dicen que soy un monstruo, otros, algo parecido a un ángel, pero todos los adjetivos son algo tan relativo. Me gusta decir que soy algo inesperado. Me gestaron inesperadamente, mi raza y pensamientos también fueron cosas que tomaron desprevenidas a muchas personas. Pero, sólo mi propio destino logró sorprenderme. Mi vida dio giros inesperados, nada fue fácil; jamás conocí las rutinas, la predictibilidad de lo que va a pasar, con quién iba a cruzarme y conocer. Sólo conocí el frío filo de la soledad. Y el calor que le proporcionaba a mi pecho. Nunca me quejé, porque no sabía qué sucedería al día siguiente, qué cambiaría y qué iba a seguir igual.

El primer día que nos cruzamos lo reconocí, Severus me había hablado tantas veces de él y de Lily, ya que mi madre no quería, que no me resultó para nada difícil reconocerlo. Un día vi que lo molestaban, porque era raro y no encajaba, y eso es lo que hace la gente cuando otro no “encaja” en los distintos títulos que hay en una sociedad, lo lastiman, para que cambie y se acople a lo que el resto dice. Por eso no pude evitar salir en su defensa. Ese día fui a casa con una nota para mis padres, parecía ser que, por ser mujer, no se me permitía quebrarle el tabique de un golpe a alguien aunque sea en defensa de un compañero. Pero, de todas maneras, no me importó porque ese día hice un amigo.

Fui el doble de feliz cuando mi carta llegó, saltaba por todas las paredes. Nunca voy a olvidar el momento que tuve que decidir entre lo que yo quería para mí y lo que mis padres querían para mí. Siempre supe que ellos querían para mí toda la felicidad que creían que debía tener pero, lo hacían desde su punto de vista distorsionado. Creían que si me juntaba con un tipo de gente iba a ser infeliz, porque ellos eran malos. Al final, la mala siempre fui yo. Tampoco voy a lamentar esa decisión porque me dio el mejor futuro y los mejores años de mi vida, a pesar de todo lo malo que me ha sucedido y podría haber evitado quedándome encerrada en la casa de mis padres y yendo a un colegio muggle.

No lamentaré haber ido al mismo colegio que mi mejor amigo, a pesar de que él encontró otros mejores con los que vivió grandes aventuras. Esos años sólo vi la vida pasar, danzar con belleza frente a mí, intentando no desperdiciar tanto mi existencia, conocí personas que valieron la pena, obtuve conocimientos que me fueron, aun a pesar de que la mayoría no quería ni acercarse a mí, hubo otros que lo hicieron. Conocí otros tipos de criaturas además de las humanas, me aceptaron debido a que me habían excluido por ser algo que no elegí ser, justo como ellos. Me hice amigas de las sirenas, de los centauros. Fueron grandes años en los que conocí el verdadero significado de valor, dolor, compañerismo, inteligencia y de enamorarse. Porque eso también sucedió durante esa época maravillosa que podrían algunos llamar como “adolescencia”, me enamoré. Por desgracia, era del tipo de chica que se enamoraba de quien no le convenía, del chico misterioso y sin remedio, que amaba intensamente y a escondidas, aún ahora lo soy. Creo que ese era el adjetivo más objetivo en cuanto a lo que yo, al final, realmente era: una chica.

Si, probablemente sea bastante corto porque tiene alrededor de 1100-1200 caracteres nada más pero, bueno, es lo que me salió, espero les haya gustado :3

flopy♥

Volver a Verte (Miradas Cruzadas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora