Capítulo 14: La carta de Elle

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Entre miércoles y viernes hay un sólo día, ¡impacientes! jajajaj así que les traigo el capítulo 14 y se van a tener que aguantar hasta el miércoles que viene si quieren mi hermoso y terminado capítulo 15 ♥ Anyway... acá está el capítulo:

Se mordía el labio, lleno de nervios. ¿Qué haría? ¿Podría leerla? Se acariciaba el cabello, intentando controlarse. “Me mandan a que te dé esto, ella hubiese querido despedirse mejor de tí, aunque no sé por qué, ustedes ni siquiera son amigos y dudo que a tí te importe en lo absoluto” la voz de Lio resonó en su cabeza, haciendo que frunza el ceño y golpee el suelo.

Se puso de pie, mirando el papel que tenía en manos. Caminaba de un lado al otro indeciso, ¿debía leerla? Ahora que había pasado mucho tiempo, tal vez era hora de hacerlo pero, ¿y si no le gustaba lo que leería? Se detuvo y se miró a sí mismo en el reflejo del agua que se alojaba en el suelo. Tenía que hacerlo. Sí. Tantas veces en los últimos años se había preguntado qué podría llegar a decir o revelar esa carta y, ahora, que la tenía en sus manos… ¿se acobardaba? No, eso nunca.

Se sentó en una esquina de la celda, apoyando su espalda contra la pared y sosteniéndose fervientemente de uno de los barrotes que lo encarcelaban. Tomó tanto aire como sus pulmones se lo permitieron.

Draco. Se detuvo, llevando sus piernas al pecho y su mentón a las rodillas. El corazón le latía a toda velocidad y no podía oír en aquellos momentos otra cosa que no fuera su propia y ruidosa respiración. Se mordisqueaba el labio, intentando controlar su ansiedad. La luz se estaba yendo, si iba a leer, tenía que comenzar en ese momento o esperar al otro día. Intentaba darse ánimos, alentarse, intentar tomar valentía como si esta proviniera del aire que en esos momentos respiraba con dificultad. Cerró los ojos con fuerza. Para cuando los abrió, ya estaba leyendo.

No sé si leerás lo que estoy escribiendo, ni si podrías perdonarme por lo que hice y lo que haré. Sin embargo, es mi deber, se podría decir, decirte lo que estas por leer.

Si estás leyendo estas palabras, es porque, luego del primer párrafo, seguiste leyendo. No tienes idea de lo feliz que me hace ese pequeño acto. De todas maneras, repito, tengo algo que contarte. Tal vez, al principio, no lo comprendas; tal vez por el hecho de que no sé expresarme en palabras, ya sean habladas o escritas, pero, espero puedas llegar a entender a qué quiero llegar.

Hace no mucho tiempo atrás, una triste niña que, muy recientemente, había perdido el significado de familia o de hogar, se encontraba viviendo en la casa de un hombre al que consideraba amigo y consejero. Permanecía encerrada la mayoría del día, con miedo y angustia por el hecho de que no quería molestar la rutinaria vida de aquel que le había permitido vivir en su casa. ¡Vete! Le había dicho su padre un par de días atrás ¡No eres más que una decepción para esta familia! Antes de reprocharle que no era más una traidora a la sangre y que olvidara el hecho de que tenía progenitores.

El corazón de la pequeña se había partido en miles de pedazos y, a pesar de que necesitaba ir a aquel colegio del que tanto le había contado su amigo, extrañaba al único niño de su edad que había podido conocer hasta ese momento: su mejor amigo.

Draco frunció el ceño, molesto y un poco celoso. No necesitaba ser un gran adivino para saber quién era la triste niña y, mucho menos, su estúpido mejor amigo. Sin embargo, continuó con la lectura.

Sí, la pequeña era yo y el niño era Harry, ahora deja de fruncir el ceño ante su mención y continúa leyendo sin bufar, idiota. Como iba diciendo, ella extrañaba a su amigo, sin sospechar que lo encontraría en Hogwarts, aquel lugar al que ella tanto deseaba ir.

Volver a Verte (Miradas Cruzadas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora